Presidente de la Fundación Ópera de Oviedo

David ORIHUELA

-Las administraciones públicas les han rebajado las subvenciones para el próximo año, y pierden 238.800 euros.

-Es lo que esperábamos, y lo que se había anunciado. Los recortes nos obligan a posponer el crecimiento de nuestro proyecto, pero no a renunciar a él. Hay crisis, la había el año pasado, cuando ya nos recortaron las subvenciones, y la seguirá habiendo, y la crisis hay que repartirla. Lo que no admitiremos es que el descenso en las ayudas se consolide para los próximos años.

Jaime Martínez es el presidente de la Fundación Ópera de Oviedo, responsable, por tanto, del ciclo lírico ovetense y de todas las actividades que se realizan alrededor de las óperas programadas. La mitad del dinero de la fundación procede de subvenciones y patrocinios. El descenso del dinero público para 2010 es del 13,8 respecto al año pasado. Martínez tiene las ideas claras. La ópera de Oviedo no puede ser ajena a la crisis y lo admite, pero pide que no se consolide la tendencia y advierte de que la música también genera actividad económica, y mucha, en la ciudad.

-¿Se verán obligados a recortar actividades?

-Sacrificaremos lo menos posible de nuestro proyecto. Este año ya hemos tenido que renunciar al sexto título de la temporada, pero no renunciamos a hacerlo más adelante.

-¿Seguirán programando cinco óperas?

-Haremos todo lo posible para mantener el quinto título y las actividades complementarias, las infantiles y los conciertos alrededor de las óperas.

-¿Cómo?

-Es necesario conseguir más dinero de patrocinadores y disminuir el gasto en las producciones. Hay personal de la ópera que ha reducido su sueldo voluntariamente. También estamos intentando rebajar los cachés de los cantantes o que los artistas de primera línea vengan a cantar producciones que ya tenemos hechas, lo que supone un descenso muy importante en el coste final.

-¿Se podría ver afectada la calidad de las producciones?

-No. La calidad es algo irrenunciable.

-¿Y los puestos de trabajo?

-Si nos vemos obligados a quitar un título sí. Habría que hacer un ERE, y la gente se iría al paro. La ópera de Oviedo es una actividad artística pero también económica, y eso debe saberlo la ciudadanía.

-El concejal de Cultura de Oviedo ha dicho varias veces que si el Ayuntamiento bajaba la subvención se buscarían fórmulas alternativas para colaborar.

-El Ayuntamiento nos ha bajado la ayuda en un 20,8 por ciento, pero mantenemos muy buenas relaciones y confiamos en el apoyo de la Corporación. No sabemos aún cómo se va a plasmar esa colaboración, pero con imaginación se pueden hacer muchas cosas.

-¿Algún ejemplo?

-La ópera para niños. Podría ser adecuado que se llevase a otros teatros, como el de la Universidad Laboral. Probablemente nosotros hemos dado el primer paso para algo que podría ser asumido espléndidamente por los ayuntamientos o por el Principado. Hemos demostrado que es un éxito.

-¿Y los conciertos alrededor de la ópera?

-Es algo que me interesa especialmente, y no hay manera de que funcionen como a mí me gustaría, aunque en el último, sobre el mito de Don Juan, había 400 personas y coincidía con el partido Madrid-Barcelona. El público va y repite. Ver a los cantantes a 10 metros es algo que no se debería perder ningún aficionado a la música. También es cierto que echo de menos a alumnos del Conservatorio, miembros de coros y aficionados en general. Este año aún quedan dos óperas y por tanto dos conciertos, pero podrían ser los últimos.

-Un balance de esta temporada que ya lleva tres títulos.

-La última producción, «Don Giovanni», ha sido una de las óperas más completas que se han visto en Oviedo. En el éxito está también la apuesta por Pablo González para dirigir la orquesta, que funcionó perfectamente. También es cierto que hubo algún problema con «Tosca», pero se solventó.

-Este año no ha habido lucha entre los que defienden la música y los que apuestan por la teatralidad. No han volado zapatos, vamos.

-Aquello lo recuerdo como una anécdota que no ha dejado cicatrices y de la que todos hemos aprendido algo.

-¿Qué ha aprendido usted?

-Que hay que tener en cuenta la opinión de todo el mundo, que siempre lo hacemos. Todos tuvimos parte de culpa. Los más modernistas, los que defienden el minimalismo avanzado y una producción exageradamente moderna, deberían respetar a los que les gusta lo clásico. La realidad es que en general la programación de la ópera de Oviedo es clásica. No somos de telones pintados, pero tampoco de groserías en el escenario. En los últimos cinco años puede haber habido algunos errores, pero también ha habido aciertos impresionantes como «Electra» o «Don Giovanni».

-Parece que la reforma del Campoamor tendrá que esperar.

-Siempre me ofrecí como tercer interlocutor entre Ayuntamiento y Principado. Lo que está claro es que el teatro necesita una mejora, se haga o no se haga un nuevo teatro de la ópera en Oviedo. Volvemos a la crisis, no hay dinero para hacerlo ahora, pero debería estar todo planificado para cuando tengamos ese dinero. Insto a las administraciones a que se retome el proyecto.

«La ópera de Oviedo es una actividad artística, pero también económica»

«Las funciones para niños podría ser adecuado llevarlas a otros teatros, como el de la Laboral»

«El Campoamor necesita una mejora, se haga otro teatro o no»