L. S. NAVEROS

Oxidándose y llenándose de hierbajos bajo la lluvia. La Fábrica de Loza de San Claudio, que cerró completamente sus puertas el pasado 30 de junio tras más de un siglo de actividad, está considerada bien de interés cultural en la categoría de monumento, pero eso no parece servirle de nada. No sirvió para evitar el cierre, ni el paro de sus trabajadores, y tampoco para evitar que el abandono se adueñe del recinto.

La vieja locería está cerrada, las ramas crecen sobre el horno -una construcción barriguda, de ladrillo, como una enorme tinaja que sale de la tierra- y los tejados junto a las chimeneas se desmoronan. Al otro lado de la carretera que va desde San Claudio a Sograndio, y que bordea la fábrica, se alzan las Casas del Monte, las únicas viviendas obreras que construyó la Fábrica de Loza, y que datan de cuando se inició su actividad, en 1903. Un grueso tronco de castaño impide el paso a las casas, quizá para evitar que alguien las utilice como refugio. Alguien muy necesitado, porque realmente están que dan miedo, al borde de la ruina total. Estas casas forman parte de la declaración de bien de interés cultural que afecta a la locería, una resolución de la Consejería de Cultura, que fue solicitada en su momento por el Pleno del Ayuntamiento y que ha llegado a los tribunales. El propietario de la Fábrica de Loza, Álvaro Ruiz de Alda, ha presentado un recurso contencioso-administrativo contra esta declaración, que torpedea cualquier intento de aprovechar el solar.

El Ayuntamiento de Oviedo no comparte el rechazo del propietario a la declaración de BIC, pero sí cree que hay que modificar la delimitación «y hacer algo positivo para que este patrimonio no se pierda».

La concejala María Jesús Rodríguez, representante del PP en el Consejo de Patrimonio, y el concejal de Urbanismo, Alberto Mortera, visitaron la semana pasada la fábrica y las Casas del Monte para observar su estado de primera mano. Mortera anunció que reclamarán que la declaración de bien de interés cultural se restrinja, de forma que sólo afecte a los elementos singulares. «Esa declaración de BIC se solicitó en 2007, para intentar, de alguna manera, impedir el cierre y evitar que los trabajadores, sobre todo las trabajadoras, se vieran en la calle. Cuando Cultura hizo pública la delimitación, fue un auténtico despropósito, ya que afectaba a medio San Claudio. Después, imperó la cordura y se redujo el recinto protegido, pero aun así es excesivo. En principio, defendimos que debía reducirse al perímetro de la fábrica. Ahora creemos que sólo debe afectar a los elementos protegidos, pero incluir las medidas necesarias para su conservación y su puesta en valor», expone el concejal.

Mortera no deja pasar la oportunidad de lanzar un dardo al Ejecutivo regional. «La Fábrica de Loza de San Claudio demuestra que los mecanismos del Gobierno regional para proteger el patrimonio no valen. Parece que basta que te declaren monumento para que la ruina se cierna sobre ti. El ejemplo está en esta fábrica, un recinto abandonado, y en estas Casas del Monte, que se están cayendo».

La Fábrica de Loza fue el primer patrimonio industrial asturiano declarado Bien de Interés Cultural. El Principado, que inició este expediente por iniciativa del Pleno del Ayuntamiento de Oviedo, destaca el valor de la factoría para documentar «la tradición científico-técnica y de las artes industriales asturianas, que se remonta al siglo XVIII».

Entre los elementos más significativos, Cultura destaca el taller de elaboración, el almacén general, el horno de flint -de 1901, llamado «horno de botella» por su forma de tinaja-, el horno de frita -de chimenea cuadrada, también de 1901-, el taller de elaboración de pastas, de principios del siglo XX, las oficinas de 1903, que albergaron en su momento viviendas y la casa del director, y las Casas del Monte, para obreros. También están protegidos los restos de las antiguas oficinas y la chimenea de Cerámica Asturiana, contiguas a la locería. El archivo y las colecciones de piezas históricas también se incluyen en la protección.

El argayo existente en la carretera de San Claudio a Pedruño, en la imagen, lleva camino de eternizarse. Tres años se cumplen ya desde que se produjo el deslizamiento de tierras, que ha dejado más en precario una vía ya de por sí estrecha. Los vecinos, alarmados por la posibilidad de que algún viandante o vehículo se precipite por el talud, han puesto el caso en conocimiento del Ayuntamiento.

BIC:

Los elementos protegidos.

El taller de elaboración. El almacén general. El horno de flint o de botella, construido en el año 1901.

El horno de frita con su chimenea cuadrada, también de 1901.

El taller de elaboración de pastas, de principios del siglo pasado.

Las oficinas, construidas en 1903 y que en su día fueron viviendas y residencia del director de la locería.

Las Casas del Monte, que fueron residencia de los obreros de la fábrica.

Los restos de las antiguas oficinas.

Las colecciones de piezas históricas.