Pablo GALLEGO

Sir Neville Marriner sumó ayer en Oviedo una página más a su extensa biografía como director de orquesta. El maestro inglés, que a sus 86 años es una leyenda viva en la historia de la música clásica, debutó en el auditorio Príncipe Felipe con un programa en el que unió música española y alemana.

Al frente de la Orquesta de Cadaqués y de las mujeres del coro de la Fundación Príncipe de Asturias, Marriner cerró su estreno ovetense con «El sueño de una noche de verano» de Mendelssohn. Como solistas, las sopranos Marta Mathéu y Elena Copons, junto a la voz del narrador de la historia escrita por Shakespeare, Jordi Dauder.

Marriner abrió el programa con la obertura de «Las Hébridas», también de Mendelssohn, antes de afrontar una de las obras clave en el repertorio de la música española, el «Concierto de Aranjuez» de Joaquín Rodrigo. La guitarra de José María Gallardo del Rey robó a la orquesta parte del protagonismo en esta obra que, como el resto de la música española, es poco habitual en las temporadas sinfónicas.

La directora de la Fundación Príncipe de Asturias, Teresa Sanjurjo, eligió el concierto de ayer para su primer acto público como directora de la institución, en apoyo al coro de la entidad asturiana. Al finalizar la velada, los aplausos fueron, sobre todo, para Marriner, un veterano de la dirección orquestal capaz de poner en pie al Auditorio. El Ayuntamiento rindió homenaje a Marriner dando su nombre a una de las columnas del Auditorio, aunque el descubrimiento de la placa tuvo que suspenderse debido al apretado horario de ensayos del maestro y a la agenda del alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo.