Oviedo, J. N.

El filósofo Gustavo Bueno, a fin de cuentas maestro de casi todos los que ayer se reunieron en Oviedo, en el campus del Milán, para asistir a la última lección de Vidal Peña, recordó, tras la disertación jubilar, los primeros tiempos del llamado Grupo de Oviedo, en el arranque de los años sesenta del pasado siglo. «Asocio a Vidal y a Juan Cueto en los seminarios de la facultad en los que al hablar de clases, aparentemente mezclábamos marxismo y lógica. También iban otras personas como el cirujano Luis Estrada y algún físico. Vidal era ayudante de Derecho Romano y entró en mi cátedra. Hizo la tesis cuando yo escribía "Ensayos materialistas" y probó que el materialismo filosófico no era una extravagancia. Es el verdadero prototipo de escéptico, siempre en la epojé, siempre poniendo todo entre paréntesis. No se compromete con nada y está al tanto de todo. Está al cabo de la calle, de ahí su retraimiento. Leía lo que yo escribía y era una garantía, me daba el visto bueno por así decir. Su pudor no es psicologista, es una figura típica de la fenomenología del espíritu: es el escéptico».

El periodista Juan Cueto, por su parte, dijo que la lección de Vidal Peña había sido «brillante, como siempre». La catedrática de Derecho Paz Andrés Sáenz de Santa María afirmó que Peña «es un gran universitario. He venido para acompañarlo en esta clase. Forma parte de la historia de la Universidad de Oviedo». José Muñiz, catedrático de Psicología, destacó «la honradez intelectual de Vidal y sus saberes de filosofía y música» e hizo voto para que pronto sea emérito.