Ch. NEIRA

El Ayuntamiento de Oviedo parte mañana hacia Toulouse donde expondrá, el viernes, la memoria de su participación en el proyecto europeo Sumobis, dirigido a mejorar la movilidad en la ciudad. Y lo hará con datos muy positivos que indican que el proyecto de zona 30 implantado en la ciudad ya ha empezado a generar beneficios en forma de seguridad vial: los atropellos se han reducido a la mitad, los accidentes con heridos han bajado sensiblemente y la velocidad media de los vehículos se ha ralentizado, por debajo de los 40 kilómetros por hora en casi todos los tramos.

Esos son sólo los titulares más llamativos de ocho meses de puesta en marcha de un programa que pretendía potenciar el uso de la bicicleta en Oviedo sin necesidad de poner en marcha carriles específicos para los ciclistas. La mecánica de la zona 30 consiste, sobre el papel, en limitar la velocidad máxima, allí donde hay doble carril o donde el tráfico lo permite, a treinta kilómetros por hora dando prioridad a las bicicletas. En la práctica, según el colectivos afines a este medio de transporte, no es que los coches los respeten totalmente pero sí han notado que la velocidad se ha reducido y que cuando circulan por zona 30 hay algo más de respeto.

Las conclusiones de la Policía Local son las mismas, y con cifras. Desde enero y sólo hasta agosto la velocidad media se redujo en la ciudad un 6,48 por ciento. Eso quiere decir, según los tramos de vías urbanas estudiadas, que el desplazamiento medio de vehículos cayó de los 42 kilómetros hora a los 38 kilómetros hora o de los 39 kilómetros hora a los 37 kilómetros hora.

El «plan 30», al que también han acompañado otras medidas como indicadores de velocidad, cojines berlineses o reordenaciones puntuales del tráfico también han permitido, destaca el informe que se presentará en Toulouse, un descenso de un 15,63% en el número de accidentes con heridos hasta el 31 de agosto. A esta rebaja importante en el número de siniestros se suma otro dato espectacular, el referido a los atropellos dentro de Oviedo. Entre enero y agosto sólo se han contabilizado 30 atropellos, frente a los 66 registrados en ese mismo período en 2010, lo que significa una reducción del 54,55%.

El concejal Agustín Iglesias Caunedo, que ofrecerá en Toulouse una reflexión «política» sobre el desarrollo del programa Sumobis en Oviedo, defendió que proyectos como este permiten al Ayuntamiento seguir participando en «redes europeas de ciudades con las que explorar soluciones similares a problemas similares o soluciones diferentes a una misma problemática».

Caunedo destacó que en la puesta en marcha del «plan 30» «hubo polémica y debate», pero que «los meses están dando la razón a este proyecto». Lo que se demuestra tras ocho meses, razona el concejal, es que «tiene más sentido buscar la compatibilidad entre coches, motos y bicicletas que entre bicicletas y peatones. Y si uno sale a pasear por Oviedo y se fija un poco, se dará cuenta del aumento del uso de la motocicleta, que hace años impensable, y de que la bicicleta con motor eléctrico, que también estamos promocionando, es otra alternativa muy válida y realista, puesto que elimina el gran obstáculo teórico en nuestra ciudad que es el de la orografía urbana».

Aunque el proyecto Sumobis finaliza ahora, las ventajas que ha traído para la ciudad se quedarán aquí. Y no son sólo la zona 30, los aparcamientos para bicis o los cojines berlineses. Iglesias Caunedo anunció también otras medidas como los «aparcamientos disuasorios», plazas de garaje que podrían salir de todas esas de las que dispone la sociedad Cinturón Verde, que se ofertarían a los visitantes de fuera para invitarles a dejar su coche estacionado en un punto concreto y recorrer la ciudad utilizando otros medios de transporte. Más sostenibles, ecológicos y mejores para la convivencia de todos dentro de la ciudad.

Ch. N.

Que hay más bicicletas en la ciudad y que la zona 30 ha estimulado al personal a utilizar el pedaleo antes que otros medios de transporte lo sabe bien Evaristo Menéndez, que después de años dedicado a la ingeniería en el sector de la automoción empezó a poner en marcha hace tres años un modelo de negocio sobre movilidad sostenible. En la actualidad, Reboot y sus bicicletas Ecorazón tienen ya 400 unidades en toda España. Sólo en Asturias han vendido 50 bicicletas eléctricas. Tienen delegación en Ponferrada y van a abrir en La Coruña. Y, a partir del próximo lunes, tendrán un espacio en la Losa de Renfe para vender y alquilar sus bicicletas eléctricas.

Confían en poder crecer de alguna forma y hacer allí también una exposición para predicar las bondades del nuevo medio de transporte. Disponer de una pequeña flota de bicicletas eléctricas que todo el mundo pueda probar. Porque Evaristo Menéndez está convencido: de cada diez personas que prueban una bicicleta eléctrica, cinco se la acaban comprando.

Los precios van de los 995 a los 1.195 euros, según los modelos, y la para los alquileres las tarifas también variarán, desde sólo tres euros hasta los bonos mensuales de 47 euros.

La vecindad con la estación de Renfe hace pensar también a Evaristo Menéndez y a sus socios en eso que se llama la «intermodalidad» en el transporte sostenible, y que se resume en algo tan sencillo como alquilar bicicletas a los que llegan, a trabajar o a estudiar, a la ciudad en tren y desde la Losa cogen su bicicleta de alquiler para desplazarse hasta su centro de trabajo o su facultad.

La gran ventaja de las bicicletas que ellos venden es que con la asistencia al pedaleo el problema tantas veces citado en el caso de Oviedo, las cuestas y su incompatibilidad con el ciclismo urbano, queda anulado. Ir en un bicicleta eléctrica es casi como ir en un pequeño ciclomotor, y cuesta arriba la sensación es igual a la de un pedaleo sin desnivel. La batería de una bicicleta eléctrica sirve para unos 60 kilómetros, lo que en una práctica urbana normal se podría traducir en una recarga cada dos semanas. Tardan sólo cuatro horas en recargarse y el coste final es muy pequeño: 0,06 céntimos al kilómetro sumado ya el mantenimiento del vehículo.

La empresa de Evaristo Menéndez ha incorporado las baterías en sus bicicletas al espacio de los portabultos y ahora trabaja en el diseño de nuevos cuadros sin soldaduras, no como los que integran ahora en sus modelos, sin soldaduras. También desarrollan un sistema propio de control de carga.