Chus NEIRA

Agustín Iglesias Caunedo (Oviedo, 1971) es desde el martes el nuevo alcalde de Oviedo tras más de veinte años de gobiernos de Gabino de Lorenzo, su tutor en una azarosa carrera política en el PP y en la vida municipal. Sobre la mesa donde el anterior responsable del gobierno local acostumbraba a almorzar unos callos, una espaciosa estancia que se empleaba como comedor, el nuevo alcalde despliega ahora un iPad, un miniportátil, una Blackberry, otro terminal móvil y varios expedientes. A su espalda, presidiendo la estancia, una inmensa pizarra transparente como la del doctor House. Modernidad e hiperactividad parecen acompañar a Iglesias Caunedo en sus primeros pasos, rápidos y decididos, por los pasillos consistoriales.

-Tras ocupar los números 12.º, 9.º y 4.º en las listas, usted era el 2.º en las pasadas elecciones. Eso y la inclusión de gente de Nuevas Generaciones parecen confirmar la teoría sobre un guión, el de la retirada de De Lorenzo y su llegada a la Alcaldía, escrito desde hace mucho.

-Sinceramente, no. Ese tipo de estrategias a largo plazo en política, y más en política local o regional, no digo que no existan, pero no funcionan. No ha sido una candidatura pensada para que Gabino se fuera. Es más, el primer sorprendido de que Gabino hoy no sea alcalde de Oviedo soy yo.

-¿Cuándo se lo dijo?

-Hablábamos y hablamos todos los días. Y en una de las conversaciones me planteó que tenía una aspiración y que podía darse el caso de que él saliera y que eso supondría mi presentación como candidato del PP. No habíamos ganado todavía las elecciones generales, fue durante la campaña. Le pregunté dos veces si lo había pensado bien.

-¿Qué Oviedo deja De Lorenzo?

-Oviedo es una de las ciudades más pujantes del norte de España. Tenemos una imagen de marca muy potente. Cuando hablas de Oviedo fuera de Asturias todo el mundo habla muy bien y le atribuye valores claros: limpia, segura, peatonalizada y amigable.

-¿Qué aprendió a su lado?

-La pasión por Oviedo. Y un instinto político inimitable. Gabino me ha demostrado estar dispuesto a defender los intereses de Oviedo por encima de los del partido. Eso dice mucho a su favor. La historia de Oviedo no se puede explicar sin Gabino de Lorenzo, eso está al margen de ideologías y amistades.

-Dígame qué es lo peor que veía De Lorenzo en usted.

-Defiendo y practico la teoría de Leo Beenhakker: los trapos sucios se lavan en el vestuario.

-La cuestión es si usted será capaz de «matar al padre».

-Las cosas son más sencillas. He trabajado muchos años con Gabino, le admiro, he aprendido mucho con él, pero ni soy Gabino ni quiero ser Gabino. Tengo una forma propia de entender la política y de trabajar.

-Han dicho que es un alcalde de transición.

-Aspiro a ser el alcalde de la innovación y espero que Oviedo deje de tener una oposición en permanente estado de transición.

-¿Lleva toda la vida preparándose para esto?

-Nunca me lo he planteado así. Evidentemente, para cualquier persona es una ilusión ser concejal, así que imagine la ilusión y el reto que supone que te elijan alcalde de tu ciudad. Por otra parte, conozco bien Oviedo, su tejido asociativo, la administración y sus funcionarios.

-En todo caso, tendría que ser una aspiración lógica suya.

-Puede, pero me gusta afrontar los retos en su momento oportuno. Hay una frase de Aznar que utilizo mucho que es la de «cruzaremos ese puente cuando lleguemos».

-¿Y cuáles son sus retos como alcalde?

-Somos un Ayuntamiento que paga a 40 días, vamos a reducir la deuda en seis millones de euros, el martes vamos a aprobar un presupuesto que será el instrumento para que 200 millones de euros se inviertan y gestionen desde ahora hasta el 31 de diciembre.

-¿Con qué instrumento se paga «Villa Magdalena»?

-Vamos a seguir defendiendo los intereses de Oviedo. Los ovetenses hace tiempo que disfrutamos de un palacete con una zona verde en el centro. Los técnicos lo han valorado en su justa medida y ya hemos sido capaces de pagar esa valoración.

-¿Quiere decir que ya está pagada?

-Es lo que me dicen los técnicos, que «Villa Magdalena» vale eso y lo hemos pagado. A partir de ahí estamos en un proceso que no sabemos cómo puede terminar.

-Hay quien mantiene que hay que evitar, por esa incertidumbre, la vía judicial y sentarse a negociar con Comamsa.

-No tiene sentido si los funcionarios dicen que se ha pagado lo que vale. El Ayuntamiento no tiene nada que negociar con Comamsa porque, sencillamente, ya hemos pagado.

-¿Y Cinturón Verde?

-Seamos claros: tenemos tres mil aparcamientos sin vender y un préstamo con un saldo vivo de 36 millones de euros. Evidentemente, es un dinero invertido en unas plazas que están ahí y que se irán vendiendo a medida que la reactivación económica llegue a nuestro país. A corto plazo hay que renegociar el préstamo, nada más.

-¿Qué le preocupa, entonces?

-No me preocupa, me ocupa articular mayorías en el Pleno para ejecutar los proyectos que Oviedo necesita.

-¿No está garantizado con el PSOE?

-Hay un clima dispuesto a dialogar con todos los grupos y llegar a acuerdos concretos. El PSOE ha tenido una actitud responsable en el debate presupuestario.

-Pero su socio preferente...

-No tenemos ningún socio, ni preferente ni no preferente. Gobernamos en minoría y en solitario el Ayuntamiento de Oviedo. Y el PP va a seguir haciéndolo así. Debatimos, planteamos, llegamos a acuerdos y ejecutamos.

-¿Es un problema para el posible diálogo que el nuevo alcalde haya estado a punto de pegarse con el líder del principal grupo de la oposición, Foro?

-La política es un deporte de contacto dialéctico. No tiene más trascendencia y es un capítulo cerrado. No condiciona ese debate las relaciones entre los grupos políticos. Y creo que tanto en el Pleno como en las reuniones previas se ha demostrado.

-Pero para el votante conservador ¿no es una anomalía la escisión de la derecha en Oviedo?

-Lo que puede ser una anomalía es que un dirigente de Foro, negociando con el PP, en junio, dijera que Foro no es una fuerza de centro-derecha.

-¿Quién lo dijo?

-Pelayo Roces, en la reunión que buscaba un pacto de estabilidad para todas las instituciones asturianas.

-¿Y Gijón? Ahí sí hay acuerdos.

-El PP ha ofrecido un pacto de Gobierno para Asturias y Foro ha dicho que no. En Oviedo buscaban que los comunistas y el PSOE les votaran para llegar a la Alcaldía. Es su forma de entender la política.

-¿Ve lejos, entonces, el día en que arreglen sus diferencias?

-Son proyectos políticos distintos que defienden cosas completamente distintas. Coincidí con Cascos como secretario general y él siempre dijo que el PP no era un proyecto ni personal ni fulanista. El que quiera proyectos personales tendrá que irse a otro sitio.

-¿Qué tal se ha llevado usted con Cascos?

-Con normalidad. En la crisis de Marqués yo defendí las posturas del PP en el Parlamento. Yo fui el que le dijo a Marqués que su Gobierno no tenía más bandera que la calavera y las dos tibias. De los que defendieron, y sigo defendiendo, que más vale partido sin Gobierno que Gobierno sin partido. Estoy donde estaba. Y voy a seguir estando donde estoy. Pero tengo claro que ahora soy el alcalde de Oviedo, de los que votaron al PP y de los que no. Y gobernaré para todos.

«El PP no presentó a las elecciones una candidatura pensada para que De Lorenzo se fuera»

«Aspiro a ser el alcalde de la innovación y espero que Oviedo deje de tener una oposición en permanente transición»