E. V.

Carlos Cordero y Patricia Ordóñez, de 32 y 38 años, respectivamente, sólo tienen ojos para su bebé de tres meses, Amanda. «¿Qué futuro le vamos a dar ahora?», se lamentaba ayer el padre a punto de ser desahuciado de su vivienda de la calle Augusto Junquera.

El matrimonio, natural de Ecuador, llegó a España hace doce años y, en 2005, adquirieron un piso en Ciudad Naranco mediante una hipoteca de 500 euros mensuales con Caja Madrid, aunque, posteriormente, trasladaron la deuda hipotecaria a Cajastur porque el marido tenía un préstamo con la entidad. La pareja montó una empresa de transporte, pero el dinero empezó a escasear y varias compañías les dejaron un agujero de cerca de 80.000 euros. Hace dos años dejaron de pagar la hipoteca porque, según la mujer, «tuvimos que pagar a nuestros asalariados con todos nuestros ahorros». A partir de entonces pidieron aplazar los plazos y bajar la cuota, pero no se lo concedieron. «Aunque no tenemos a donde ir, si el banco nos quita el piso nos buscaremos la vida pero, al menos, que nos quite los 118.000 euros de deuda que nos reclama, porque no podemos empezar una nueva vida», comentaba Patricia Ordóñez entre sollozos. Su marido aclaró que «ella está en el paro y como yo soy autónomo no tengo derecho al paro. Estamos buscando vivienda, pero nos piden un aval bancario o una nómina que no tenemos».

La pareja solicitó ayuda a la plataforma «Stop Desahucios» para intentar parar el desalojo. Según Patricia Ordóñez, «vi una pancarta sobre los afectados por las hipotecas en "La Madreña" de General Elorza y me decidí a llamar. Nos han ayudado mucho y, realmente, hoy nos han salvado».