Es cohecho el regalo que se hace a una autoridad o funcionario público para conseguir favores; de ahí el pleito de los trajes de Camps y los jamones de Igrafo; y cohecho que la autoridad pida favores, como se sospecha de Urdangarín y Riopedre. También se da el caso del proveedor agradecido que, después de la adjudicación, tiene un detallín con quien facilitó el acuerdo o con el propio cliente, en la persona física del administrador, un llamemos soborno del desconfiado. Lo que parece demasiado honrado es que el safari del Rey, en África, incluida la bebida de la cantimplora, lo haya pagado el magnate sirio Kayali, intermediario que logró para España el contrato del AVE de La Meca, a costa de Francia. ¿Por qué Kayali comparte unas comisiones tan bien ganadas? ¿Será el vuelto? Y ¿qué papel jugó Sarkozy? ¿Fue quien empujó a Juan Carlos en la bañera?