Pablo GONZÁLEZ

Oviedo se la juega al Este y al Oeste. Éstos son los dos puntos cardinales que indican hacia dónde se dirige el desarrollo futuro de la ciudad. Y este futuro pasa por las dos grandes bolsas de suelo urbano que se van a liberar en los próximos meses: la Fábrica de Armas de la Vega (al Este) y los terrenos del Hospital en el Cristo (al Oeste). En total, estas dos parcelas suman 340.000 metros cuadrados, la Vega, 120.000 y el hospital, 220.000. O lo que es lo mismo: casi 50 campos de fútbol similares al Santiago Bernabeu a cuyos alrededor viven más de 100.000 vecinos.

Ahora la cuestión que se le presenta al municipio es qué hacer con tal extensión de suelo, en mitad de una crisis económica que mantiene exhaustas las arcas públicas y que ha desarbolado al sector de la construcción. Ante esto, varios arquitectos y urbanistas consultados por LA NUEVA ESPAÑA aportan sus soluciones. Éstas pasan, principalmente, por solicitar a los poderes públicos que mediten muy bien qué hacer con la Vega y los terrenos del hospital del Cristo. En principio, no creen que el futuro de estos terrenos sea destinarlos a la construcción de viviendas, por eso abogan por comenzar modificando el actual Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para luego convocar un concurso internacional de ideas con las que más tarde llenar estos espacios liberados.

Para Alfonso Toribio, decano del Colegio de Arquitectos de Asturias, el primer ingrediente de la receta para la Vega y el Cristo es darse «un tiempo de reflexión». Y es que Toribio considera que lo único bueno que ha aportado la crisis es tiempo para pensar los proyectos. «Pocas veces hay tiempo para reflexionar y hacer las cosas pensándolas bien», dice. Por eso confía en que los responsables políticos «no caigan en eso tan asturiano que son las ocurrencias». Y se adelanta a lo que puede avecinarse en el caso de la Vega: que su aprovechamiento se acelere para dar una solución a los problemas que el tráfico está generando a la iglesia prerrománica de San Julián de los Prados. «Santullano no puede servir de pretexto para hacer las cosas precipitadamente después de que la iglesia se haya mantenido en las mismas condiciones en las que está ahora durante años», señala Toribio, que lanza otro aviso: «Hay que pensar en la ciudad y no sólo en una cuestión de rentabilidad». Porque el decano de los arquitectos asturianos está convencido de que «un mal planteamiento puede marcar de por vida la ciudad». Uno de los pilares del discurso de Toribio es que los solares de la Vega y el Cristo son «la última oportunidad que habrá de desarrollo en el centro de la ciudad». Por eso es de los que apuesta por convocar un concurso internacional de ideas para saber cómo dar uso a las parcelas.

Mientras, el también arquitecto Emilio Llano, gran conocedor del desarrollo urbanístico de la capital, apuesta por darle una vuelta al PGOU, vigente desde 2006. Su argumento es claro: «Los crecimientos residenciales que recoge el actual plan general carecen de sentido, están totalmente desfasados». Y es que la crisis ha puesto patas arriba todo, como las previsiones realizadas antes del estallido de la burbuja inmobiliaria de las necesidades de pisos en la ciudad. «El modelo socioeconómico ha cambiado», señala. Llano está convencido de que en Oviedo «no existirá demanda de suelo por lo menos en veinte años» gracias a los planes parciales que aún no están agotados. Y recita, de memoria, algunos de ellos: Las Campas-Paniceres, Montecanales, altos de Santo Medero y Colloto-Roces. Por eso es de los que creen que «no tiene sentido desarrollar las parcelas del Cristo y la Vega para viviendas».

¿Y qué hacer entonces? La solución que ofrece Llano es convertir el suelo que se libere tras el traslado del Hospital y el de la Fábrica de Armas en metros cuadrados «dotacionales y de equipamientos urbanos». Llano concreta más y apuesta por utilizar uno de los ámbitos para la construcción de «parques científico-tecnológicos vinculados a la Universidad de Oviedo y la investigación». Lo que no le cuadra es mantener la Vega como suelo industrial ya que, para empezar, Oviedo, como capital administrativa del Principado, «tiene una vocación que no es industrial». Y luego hay otro problema que señala Llano: la cantidad de metros cuadrados para fines industriales que ya existen en concejos limítrofes a la ciudad. «No tiene ningún sentido mantener suelo industrial en el centro de Oviedo», sentencia. Aunque sí es de los que opinan que la operación de La Vega debe servir también para «ordenar el viario y los accesos a la ciudad» y así, de paso, proteger la iglesia de Santullano de las vibraciones y de la contaminación.

Joaquín García Menéndez, autor junto al arquitecto Pablo Gamonal del proyecto de la losa de Santullano, baja más al detalle en su análisis. Para empezar recomienda que «con los días que corren hace falta un plan muy estudiado». En el caso de la Vega éste tiene que tener en cuenta el patrimonio industrial y cultural que encierran sus muros y que está protegido. Por eso, y dado que la escasez de recursos, defiende el diseño de un plan director «para afrontar los proyectos poco a poco y con mimo».

«Es la última oportunidad que habrá de desarrollo en el centro»

<Alfonso Toribio >

Decano Colegio Arquitectos

«Es necesario un plan director para desarrollar poco a poco y con mimo»

<Joaquín García Menéndez >

Arquitecto