Manga, cosplay, karaoke, rap friki, wargames, gymkhana rolera, pullips y cultura Brony. De todas esas cosas y de muchas otras parecidas conversaban ayer por los pasillos del auditorio Príncipe Felipe con absoluta naturalidad los asistentes a la primera feria dedicada al «ocio alternativo» celebrada en Oviedo. Lo que vulgarmente se entiende por «frikadas» resulta una divertida actividad y un lucrativo negocio, con una capacidad de convocatoria nada despreciable. A la CometCon, que continúa hoy, acudieron personas de provincias vecinas.

Ése es el caso de Marta Rodríguez, llegada de Santander con sus amigos Bruno Abad y Fernando Rodríguez. Vinieron en busca de «merchandising» de sus series y libros favoritos, y Marta mostraba entre sus capturas un collar con una botella y un libro de Winnie the Pooh. «Buscamos un sitio de reunión, donde encontrar gente con nuestros mismos gustos, y en Santander no hay nada. Vamos a Gijón y a Bilbao, y ahora aquí», comenta la chica del grupo. Hay que decir que responden seriamente a las preguntas caracterizados de sus héroes de los videojuegos: ella con peluca azul, ropa de colegiala, un aro sobre la cabeza y una extraña maza entre las manos, y sus amigos vestidos, uno, de chino y, otro, con aire de colegial británico. Al grupo se unen una muchacha con uniforme escolar y una guadaña y dos jovencitas preparadas para el concurso de cosplay -disfraces de personas de videojuegos- y de baile.

No todo es diversión. Algunos trabajan para satisfacer los gustos de una clientela exigente, como Enrique Celis y Verónica Sánchez, que ofrecen sus juegos de mesa en el vestíbulo del Auditorio. «Este cliente sabe lo que quiere y no cambia de opinión», comenta Verónica, que muestra entre sus juegos clásicos el Catán o novedades como Eclipse. La diseñadora avilesina Tamara Ferrero muestra un amplio catálogo de vestidos y accesorios con líneas «eduardianas», de tono «victoriano» y «vintage». Oviedo aún no es un buen mercado, comenta, pero en Barcelona arrasa.