Los diputados regionales del PP, Alfonso Román López y Susana López Ares denunciaron ayer lo que califican como «una restauración clandestina» de las pinturas de San Miguel de Lillo y, en especial, de «El Músico», considerada la joya de la pintura prerrománica asturiana. En el Naranco, a los pies del monumento, López explicó que en el expediente de esa actuación no figura autorización de la Consejería de Cultura ni informe alguno del Consejo de Patrimonio y que el restaurador Jesús Puras, al que le ha sido encomendado el trabajo, no presentó más que un informe de dos hojas y un presupuesto de ocho mil euros.

«Aquí hay gato encerrado, se ha actuado de una forma absolutamente anormal, se han saltado el procedimiento administrativo, todo tipo de control técnico y de criterio científico», puso de manifiesto Alfonso Román López, que sacó a colación la polémica rehabilitación de la iglesia de Abamia, cuyo proyecto redactó Puras. López dijo no tener más información que la publicada en la prensa. Para aclarar el asunto el parlamentario del PP anunció que su grupo solicitará una comparecencia urgente de la consejera Ana García ante la Junta.

Eso ocurría por la mañana y por la tarde, en el pleno de la Junta General del Principado, Foro avivó la controversia. La diputada María del Mar García Poo criticó la premura y la densidad del pleno del Consejo de Patrimonio -convocado un viernes por la tarde y con treinta puntos en el orden del día- en el que se informó de la intervención en Lillo, a finales del año pasado. En su opinión se hizo así deliberadamente, con la intención de «camuflar en una ceremonia de la confusión algunos asuntos», entre ellos la restauración de las pinturas del monumento prerrománico.

La intervención, añadió, se acometió «de urgencia, a la trágala, por contrato directo» y sin atender a los protocolos del Instituto Nacional de Patrimonio, cuyo representante en el Consejo estuvo ausente en aquella convocatoria. En opinión de la parlamentaria forista «las obras no eran de urgencia, porque con nuestro patrimonio no hay urgencias».

García Poo obtuvo inmediatamente la respuesta de la Consejera de Cultura. La actuación en «El Músico» era urgente, le contestó, porque al colocar los andamios para emprender el estudio de las pinturas, que fue acordado por el Principado y el Instituto Nacional de Patrimonio, observaron su alto grado de deterioro. «Actué con responsabilidad para que no se pierda», afirmó Ana García y añadió que al tratarse de un contrato menor bastaba con informar al Consejo de Patrimonio, como se hizo.

La Consejera defendió la solvencia profesional de Puras, licenciado en Bellas Artes y restaurador, y citó al arqueólogo Lorenzo Arias, que habla de él como el experto en pintura prerrománica «de mayor proyección profesional». «Si le molesta la persona que lo ha hecho... Yo sus filias y sus fobias no las puedo controlar y no estoy dispuesta a entrar en ese juego», contestó a García Poo.

«El Músico»

Es una de las raras representaciones antropomórficas del Prerrománico, datada en el siglo IX. Decora la pared sur de la iglesia de San Miguel de Lillo, a una altura aproximada de seis metros.