El sueño de una niña que se hace realidad, una profesión que consume muchas horas y desgasta la imaginación o un simple pasatiempo en el que el color y el tejido son los protagonistas. El diseño de moda y complementos tiene un sentido diferente para cada una de las personas que se sumergen en él. En Oviedo, quizás algo tapadas por las grandes franquicias, se esconden varias diseñadoras que con mucho esfuerzo sacan adelante sus proyectos. Lanzarse a la aventura de abrir un negocio siempre es complicado, más aún cuando la idea es empezar de cero, siendo difícil discernir entre pasión y negocio.

«En el diseño se junta el lado artesano con la necesidad de vender», comenta Marta Junco, diseñadora de complementos. Junco empezó pintando al óleo, atraída desde pequeña por el mundo del color. Pero vivir rodeada de cuadros, aunque le encantaba, no era suficiente para ella. Asegura que desde pequeña le apasionaban las manualidades relacionadas «con la manipulación de tejidos y lanas». Esa ansia de crear la llevó a dedicarse a lo que hoy es su vida. Si hay algo que la define son sus complementos, para los que utiliza los materiales que más le gustan siguiendo siempre las últimas tendencias. Sus diseños los vende en puntos de venta que escoge personalmente, porque para ella es muy importante el entorno en el que se encuentren. Asegura que le gusta «enseñar su producto en vivo». En Oviedo también recibe a sus clientas en un taller que hace las veces de «showroom», donde es imposible no perderse entre collares, pendientes, anillos y pulseras.

Otra de las diseñadoras en auge en la ciudad es Mónica Cordera, que aunque asturiana de nacimiento optó por Orense, la ciudad donde estudió, para abrir su tienda, hace ya tres años.

Cordera no dudó en abrir un negocio de lo que más le gusta y para el que cree «tener aptitudes». Ahora, aun manteniendo la tienda en Galicia, ha abierto una en Oviedo que ya lleva casi un año. «Decidí volver aquí porque en Orense tenía muchas clientas asturianas», asegura. Cordera es una mujer de hechos y con amplitud de miras, de momento se plantea llegar a Europa e incluso a Asia. Cordera asegura que le va francamente bien, aunque opina que en España «nos queda bastante por aprender».

Dentro del universo de la moda, hay un sinfín de sectores en los que encajarse. Hay quien se dedica en exclusiva a la creación de bisutería o quien lo combina con la confección de prendas de vestir. Cristina Pascual, diseñadora, lo hace en el diseño exclusivo. Asegura que para ella el trato con los clientes es lo más importante. «Hago diseños basados en lo que a mí me gusta y, por supuesto, al gusto del cliente, pero siempre con una línea común», asegura. Dado que sus diseños son principalmente personalizados, la diseñadora no cuenta con las dos colecciones clásicas (primavera-verano, otoño-invierno).

Su ambición por el momento es dar el paso y salir fuera de la ciudad, porque opina que la moda en Asturias «es un sector muy pequeño». «Me planteo Madrid porque lo conozco, estudié allí y tengo muy buenos amigos diseñadores». Sin embargo, asegura que por el momento está muy bien en Oviedo. «Estoy aquí porque estoy encantada, me gusta mucho cómo se vive la moda aquí», comenta.

Hay quienes se lanzan al diseño en solitario, otros lo hacen en pareja, como las hermanas Macarena y Rocío Álvarez, que en 2008 creaban juntas el que sería más bien un «hobby al que dedicamos mucho tiempo». Para ellas, esto es una forma de diversión que compatibilizan con sus respectivos trabajos. Para darse a conocer estas hermanas utilizan exclusivamente la venta on-line. «No tenemos tienda física, pero nos gusta mucho la idea de la "pop-up store", hemos estado cinco días en Salinas en el Longboard Festival», comenta Macarena. Para ellas, el trato personal es importante, pero a su manera, por eso no se trata de una tienda en internet habitual. Se trata de un «blog tienda» en el que los pedidos y las consultas se hacen por correo electrónico para tratar directamente con los clientes. Sus diseños, alegres y juveniles, totalmente elaborados por ellas, están teniendo mucho éxito, según las hermanas.

Y si la cosa va de hermanas, nos encontramos con Jacqueline y Gaudi Zarabozo. Ellas empezaron como un taller en el que todo era hecho a mano y relacionado con la temática de la costura (dedales, cintas métricas...). En sus inicios vendían a tiendas hasta que optaron por abrir la suya propia. A día de hoy, han reducido sus diseños y en su tienda venden también de otras marcas, pero conservan su pasión por hacer sus propios complementos y continúan creando collares, anillos, bolsos y tocados. Aunque están contentas con su negocio, afirman que las ventas están bajando cada vez más. «La gente ya no compra al ritmo que compraba antes», asegura Gaudi Zarabozo.

En la moda hay espacio para todos los gustos y edades y por eso no hay distinción de género. José Antonio González nunca pensó que acabaría metido de lleno en este mundo. Pero por cosas de la vida terminó montando un taller con su pareja, Ana Isabel Tablaros, modista. Cuando él se quedó en paro no dudaron en montar el negocio. «Pensamos, ya que tenemos herramientas, ¿por qué no confeccionamos alguna cosa? Y así fue, ahora estamos preparando nuevas colecciones». González asegura que actualmente «la gente es bastante reacia a gastarse el dinero» y que lo combaten con precios bajos. Para ellos, la confección no tiene por qué estar dedicada a personas con un nivel adquisitivo alto y creen que ésa es la clave para mantenerse.

Lanzarse al diseño de moda y complementos es una aventura. No es fácil. Pero los que están sumergidos en él demuestran que no es imposible. «Hay gente que vale, aunque es difícil salir adelante, porque la situación es crítica; eso no implica que no haya personas muy buenas», asegura Junco. Para Cristina Pascual, «el diseño en Asturias es un sector muy pequeño y hay muchas barreras, sin embargo, hay muy buen gusto y me gusta cómo se vive aquí la moda». Más optimistas son las hermanas Álvarez, que aseguran que «no podemos quejarnos porque todo gusta mucho y, como los precios son asequibles, la gente se anima bastante».

Todas ellas demuestran que con talento se puede sobrevivir a la crisis.