La Policía Nacional encontró muerta en la madrugada del miércoles al jueves a una mujer de 51 años y muy grave a su hermana de 53 en el domicilio que ambas compartían en el barrio del Palais, tras recibir la llamada de socorro de un hermano de ambas que reside fuera de Asturias. Las primeras investigaciones apuntan a que pudieron ingerir una combinación de pastillas después de avisar a su hermano sobre sus intenciones de quitarse la vida. Además, en el piso hallaron notas de despedida. La mujer encontrada con vida fue trasladada en una UVI móvil al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y al cierre de esta edición su pronóstico era reservado.

Las hermanas tenían un brillante expediente académico y coordinaban programas educativos en un centro ovetense de apoyo y realización de actividades extraescolares. La fallecida era licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Oviedo, mientras que su hermana es licenciada en Ciencias Biológicas. Las dos eran expertas en diagnóstico y educación de niños con altas capacidades y eran unas profesoras muy queridas por su buen hacer pedagógico y su empatía con los pequeños.

La noticia cayó como un jarro de agua fría en el barrio y el centro de trabajo de las hermanas porque nadie se esperaba este trágico acontecimiento, aunque según fuentes cercanas al caso, algunos vecinos habían oído fuertes discusiones en el interior de la vivienda desde hace tiempo sin que hayan trascendido los verdaderos motivos del suceso. Los padres de los alumnos de las dos mujeres acudieron ayer al centro de estudios para dar sus condolencias al resto de la comunidad educativa y solicitar información sobre el rumbo del curso.

El suceso y la identidad de las mujeres corrió como la pólvora por la ciudad, que aún no se ha recuperado del último hecho luctuoso ocurrido en Oviedo: El asesinato del pequeño de dos años, Imran, en Vallobín, a principios de noviembre. La brigada de mantenimiento de las vías de ferrocarril, de una subcontrata de ADIF, encontró el cuerpo del niño envuelto en una colcha escondida entre la maleza que crece entre los apeaderos de tren de Vallobín y La Argañosa.