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La Fiscalía llama a declarar a los jóvenes que retaron a la Policía con armas falsas

El titular de Menores incoa diligencias previas para esclarecer los hechos, en los que participaron cuatro adolescentes sin antecedentes

Las obras del fallido spa del Naranco. LUISMA MURIAS

Los cuatro menores de edad que desafiaron a agentes de la Policía Nacional con armas falsas mientras jugaban a la guerra en las obras del spa del Naranco tendrán que rendir cuentas ante la Fiscalía de Menores. Después de que la Policía Nacional diese cuenta de los hechos al Ministerio Público, el responsable de Menores, Jorge Fernández Caldevilla, ha decidido incoar diligencias previas y tomar declaración a los chicos. Así lo confirmaron ayer fuentes de la Fiscalía del Principado a este periódico. La declaración en sede judicial aún no ha tenido lugar.

Además, según ha trascendido, ninguno de los cuatro chavales -todos españoles de 15 años de edad- tiene ningún tipo de antecedente anterior, ni policiales ni judiciales. Los adolescentes se colaron el pasado sábado en la parcela donde se iba a construir el spa del Naranco, en Prados de la Fuente, cargados de armas de juguete: subfusiles y pistolas bien rematados que disparan bolas. Se trata de armas similares a las que se utilizan para jugar a otras competiciones de guerra, como el "paintball". Al parecer, los chicos se habían citado allí para jugar con las armas en un escenario apocalíptico, que daba más emoción y realismo a la escena.

Todo se complicó después de que un vecino de la zona llamase a la centralita del 091 de la Policía Nacional alertando de que alguien se había colado en la parcela abandonada para robar material de obra. Era por la tarde, pero ya se había hecho de noche. Hasta el lugar se desplazó una patrulla de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional. Los agentes accedieron al lugar y se llevaron una sorpresa mayúscula cuando, de repente, se encontraron con cuatro siluetas apuntándoles y advirtiéndoles de que iban a disparar sobre ellos. Los policías, estupefactos, creyeron que se encontraban ante una situación de máximo riesgo. Sin embargo, lograron mantener la calma. Hasta en tres ocasiones llegaron a pedir a los chavales que arrojasen las armas al suelo. No les hicieron caso y fue entonces cuando se vieron obligados a desenfundar sus pistolas reglamentarias.

Los chicos, que entonces sí dejaron de apuntarles y echaron a correr, explicaron más tarde, cuando fueron apresados, que creyeron que los dos policías formaban también parte del juego de guerra. Aseguraron que en ningún momento creyeron que pudiera tratarse de agentes armados de verdad. Por fortuna, la simulación bélica no terminó en una desgracia. Ahora solo queda que el fiscal de menores les tome declaración para que decida si cabe imponer algún tipo de amonestación por estos hechos.

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