Domingo de Ramos y rejón municipal al gobierno socialista del Principado. La intención era que hoy no hubiera nadie del PP ovetense en el estreno de la primera fase de la ampliación del Museo de Bellas Artes, a cargo del ejecutivo regional. Y ayer, para reforzar el desencuentro, el alcalde de Oviedo, Agustín Iglesias Caunedo, salió con el anuncio de la que será su próxima cruzada: reclamará una norma que reconozca la importancia de Oviedo en Asturias. "La ciudad necesita una ley que recoja su capitalidad, porque los socialistas lo olvidan constantemente". Lo dijo así a la puerta de la antigua plaza del pescado, en Trascorrales, espoleado por la reciente aprobación de esa idea en La Rioja. "La semana pasada se hizo con Logroño", contó. "Oviedo necesita ser tenido en cuenta en las políticas regionales del PSOE en Asturias".

El reconocimiento que reclama Caunedo se traduce en dinero. Es lo que dice el espíritu del acuerdo riojano: habla de establecer "un marco de colaboración en el desarrollo de las competencias de ambas administraciones y la financiación de las mismas en hasta 12 áreas". Y las fuentes municipales de Oviedo confirman esa idea, ante el abandono que dicen sufrir. "La ciudad lleva 14 años esperando por el Museo de Bellas Artes y ahora pretenden inaugurar una primera fase inacabada y sin ambición. No creo que haya nada que celebrar. ¿Cuántas fotos se han hecho cada cuatro años los presidentes del Gobierno de Asturias en esas obras?", se preguntó Caunedo.

Es decir, que Oviedo reclamará un marco legal para "obligar" al gobierno autonómico a invertir en la ciudad por el hecho de su capitalidad. Y como Caunedo cuenta con seguir siendo alcalde después del 24 de mayo, explica a los suyos que lo solicitarán sea quien sea el que se asiente en el despacho de Presidencia de Suárez de la Riva cuando hayan pasado las elecciones.

Cumplida la cuota de castigo verbal al socialismo, Caunedo se perdió en el interior de Trascorrales. La Corporación ofrecía al cabildo catedralicio el tradicional caldo del Domingo de Ramos, que los clérigos devuelven en forma de fresas cuando llega el Corpus. El alcalde brindó con el Arzobispo, Jesús Sanz Montes, y después se refugió junto a sus concejales para un almuerzo que se sirvió de pie, aunque con la cortesía de sillas en la mesa de los de más edad, los que iban por la parte de la Iglesia. El menú: fritos de pixín, pan con tomate, gambas a la gabardina, el caldo y arroz con calamares. Postre: pastelitos y queso y dulce. Todo así como de picar, en cantidades moderadas y servido rápido y bien. Sin ediles de IU -no acuden a actos eclesiales- y con ambientes diversos. De despedida entre los foristas, porque difícil será que Caicoya pesque en el actual grupo municipal para completar lo que saque; y también entre algunos del PSOE que no seguirán seguro, camino ya de la retirada, como Amador García. Se va, ya lo ha dicho, con la pena de no haber salvado la fábrica de armas.