Los aparatos de radioterapia del nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), de última generación, están siendo utilizados "como las viejas unidades del antiguo HUCA". ¿Motivo? La negativa de las autoridades sanitarias a realizar una serie de inversiones "cuyo coste es literalmente el chocolate del loro".

Esta denuncia ha sido formulada por un médico del complejo sanitario de La Cadellada. Pero no un médico cualquiera, sino el anterior jefe del servicio de oncología radioterápica, Ramón Alonso Pantiga. En un escrito difundido públicamente, el doctor Alonso reclama que la fiscalía intervenga en el envío de pruebas diagnósticas a una empresa privada con sedes en Barcelona y Madrid. "Podría catalogarse fácilmente de un delito de malversación de bienes públicos", argumenta. "Aquí vale todo si es bueno para la campaña electoral", agrega Alonso Pantiga.

A juicio del especialista del Hospital Central, el problema no reside en el nuevo recinto sanitario, que es "una gran empresa, una gran aventura nueva". La cuestión es que "demanda soluciones y formas de gestión acordes con su envergadura, con su nivel tecnológico y con la gran inversión realizada". Y sucede que "desgraciadamente los que están al frente tienen una probada trayectoria de ineficacia previa y no se comprende que hayan sido elegidos para capitanear esta nave".

El manifiesto de Ramón Alonso Pantiga pone de relieve que la actual trayectoria del servicio no le satisface. Y ello pese a que "dispone de tecnología tan avanzada como para poder decir que probablemente no exista otro hospital en Europa con una dotación equiparable", Eso sí, "no se está utilizando con los fines con los que fue adquirido".

El radioterapeuta detalla su denuncia. "Hay técnicas novedosas y muy ventajosas para los pacientes que se pusieron en marcha y cuyo desarrollo estamos a punto de tener que interrumpir por falta de medios complementarios cuyo coste es literalmente el chocolate del loro, y porque desde la Administración no hay voluntad para que se realicen las calibraciones imprescindibles".

Según el doctor Alonso Pantiga, los radiofísicos del HUCA no disponen de tiempo para efectuar los ajustes necesarios "a pesar de que el horario de trabajo va desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche". Y en este punto entra en el controvertido asunto de las horas extraordinarias, ya que el citado trabajo de calibración "podría hacerse en fines de semana, pero claro, no se pueden pagar a los radiofísicos horas extras, eso entraría en lo demoníaco, eso serían peonadas". Y también en la no menos polémica derivación de pacientes, ya que las autoridades sanitarias "prefieren pagar por enviar los pacientes a tratarse a centros privados, teniendo mejor tecnología que esos centros, de igual manera que pagar a los radiólogos horas extraordinarias por las tardes es transigir con la satánica peonada y mandar los estudio a una empresa privada es 'buscar una solución al problema'".

Por otra parte, la plataforma de trabajadores SOS HUCA advirtió ayer de que la externalización de una parte de la actividad radiológica es "la antesala de la privatización de los servicios sanitarios" en Asturias.