Los usuarios del vestuario de las piscinas del área de rehabilitación del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) se quejan de la saturación y la estrechez de los espacios. Echan en falta camillas donde vestir y cambiar a los niños y a las personas que no pueden valerse por sí mismas, y también critican la ausencia de barras de seguridad.

"Los vestuarios son tan pequeños y estrechos que se colapsan y la gente apenas puede moverse y pasar de un extremo a otro", explica el padre de una enferma, y añade que en algunas ocasiones llegan a coincidir en ese espacio tan reducido quince personas, algunas con su silla de ruedas.

Se da la circunstancia, según cuentan quienes lo utilizan asiduamente, que el suelo del vestuario resbala con el agua y el jabón de las duchas, de modo que para evitar accidentes los usuarios suelen alfombrar las baldosas con toallas.

Otro de los motivos de queja es que la grúa con la que los pacientes con serios problemas de movilidad son metidos en el agua sólo soporta ochenta kilos de peso, de forma que los enfermos que lo superan no pueden utilizarla.