La estatua de Santiago Peregrino, en el jardín que rodea la iglesia de Santiago de Pruvia, recibe cada día la visita tanto de los fieles habituales de la parroquia como de los que, venidos de lejos, cruzan por allí en dirección a Santiago. Edificada entre los siglos XVI y XVII, fue remodelada con posterioridad. Llama la atención, sin duda y en el exterior, el cruceiro del siglo XVIII que fue traído desde Betanzos, en Galicia, en 2005.

A la entrada de la iglesia, y en el tablón de anuncios, figuran ya los actos de la fiestas patronales de Nuestra Señora de Covadonga en Soto, que tendrán lugar entre los días 7 y 11 de septiembre, con competiciones deportivas el primer día, y pasacalles, reparto del bollu, misa en honor de la Virgen de Covadonga, juegos infantiles y cine al aire libre el día 8. Las competiciones deportivas, teatro infantil y los fuegos artificiales compartirán los tres días siguientes, que se cierran, el 11, con una corderada, entrega de premios y más fuegos artificiales.

Desde la iglesia se puede contemplar una vista panorámica de Pruvia de Arriba, una zona rural con un importante número de habitantes, muchos de los cuales siguen acudiendo, siempre que pueden, a llevarse ese agua clara y buena, de excelente calidad, que mana de la fuente La Fuécara, de gran fama tanto en la parroquia, como en entre los vecinos de los concejos limítrofes. Éste es uno de los lugares emblemáticos y con mucha historia en esta zona. La popularidad de esta fuente ha dado nombre, inclusive, a una banda de gaitas fundada en 1979 en la parroquia de Pruvia.

Vecinos de siempre de esta zona son Aladino Fernández García y su mujer Concepción González Díaz, quienes nos reciben con una cordialidad que se agradece, al igual que a los hermanos Fermín y Enedina Ambres González, esta última casada con Justo Suárez Fernández, panadero y quien, cada día, reparte entre sus vecinos LA NUEVA ESPAÑA, que viven en Puga. Ellos recuerdan la importancia del arco de piedra que abre paso a donde se encuentran sus casas y que, en su tiempo, formó parte de una de las mejores ventas y posada de la zona. Allí vive también otra vecina encantadora, cuyo buen humor contagia a quien tiene el gusto de conocerla. Se llama América Díaz Uría y tiene 97 años. Es una gozada contemplar el exterior de su casa, a rebosar de flores y de plantas. Al otro lado del gran arco, Eduardo García atiende a sus clientes en La Venta de Puga, un lugar cuya historia forjó su anterior dueña, Amadora Menéndez, quien con 14 años ya ayudaba a sus padres en "La Tiendina", como se llamaba el lugar. Se jubiló en 2013 y traspasó el local dejando en la memoria su buen hacer como cocinera.