¿Supone algún perjuicio, a largo plazo, nacer con unas cuantas semanas de antelación? ¿Implica, pasados los años, comunicarse con más dificultad, moverse más torpemente o ver mermada la capacidad de socializar? Éstas son algunas de las preguntas que quiere responder, sobre una base científica, el área de neonatos del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).
Cada año, en el complejo sanitario de Oviedo se registran unos 250 -y hasta 300- partos prematuros. Uno muy reciente ha sido el de Noa y Sergio, gemelos, nacidos el pasado 10 de agosto. Llegaron a este mundo antes de lo previsto: a las 32 semanas de gestación. En consecuencia, son menuditos, aunque una más que otro: Noa pesó 1,3 kilos, y Sergio 2 kilos. Han permanecido casi un mes ingresados en el HUCA. Anteayer lunes, por fin, sus padres, Marta Largo y Florentino Fernández, ovetenses, pudieron llevárselos a casa. Ya pesan dos kilos y pico: están en condiciones de emprender una vida normal.
¿Qué sucederá con Sergio y Noa en el futuro? ¿Estarán en inferioridad de condiciones con respecto a los niños de su misma edad que han nacido tras los nueves meses de gestación que marca la naturaleza? Los pediatras Belén Fernández Colomer y Félix Morales Luengo se inclinan a pensar que no. "Tenemos algunos datos preliminares que nos dicen que la desventaja de los prematuros se percibe en el primer año de vida, y también en el segundo, pero que luego la evolución va igualando a unos ya otros", indica la doctora Colomer, quien acumula a sus espaldas una amplia experiencia con recién nacidos.
Pero los especialistas del HUCA aspiran a disponer de un fundamento científico. Por eso han puesto en marcha un ambicioso proyecto investigador en el que quieren enrolar a varias decenas de niños nacidos en el año 2010. Es decir, que a lo largo de 2015 cumplen cinco años. "No existen en todo el mundo muchos datos sobre esta cuestión, y la mayor parte de las investigaciones que se han hecho son de niños de uno o dos años; de cinco años apenas hay nada", subraya Félix Morales, investigador principal de lo que será su tesis doctoral, quien contará con la colaboración y tutela de Belén F. Colomer.
El trabajo se dirige a prematuros tardíos, concepto que abarca a aquellos niños que nacen entre las semanas 34 y 36 de gestación (de la 37 a 42 se considera gestación a término). De cada diez alumbramientos prematuros (previos a la semana 37), siete se inscriben en el grupo de los prematuros tardíos.
La base de la investigación que acomete el Hospital Central consiste en un cuestionario que ha sido enviado a los padres de los niños nacidos en 2010. El método seguido tiene su enjundia, basada en que toda investigación de este tipo requiere comparar personas sometidas a ciertas singularidades con otras ajenas a las mismas. Los doctores Morales y Colomer han remitido el cuestionario a los padres de un prematuro y, en paralelo, a dos niños nacidos a término en ese mismo día. "Es el modo más riguroso de determinar las diferencias entre unos y otros, si es que las hay", señala la doctora Colomer.
El cuestionario es de elaboración norteamericana, pero ha sido validado para España. Citemos algunas de las preguntas que incluye: "¿usa su niño palabras comparativas, como "más pesado que", "más fuerte que" o "más bajo que"?"; "sin apoyarse en ningún objeto, ¿se para en un solo pie al menos por 5 segundos sin perder el equilibrio y sin bajar el otro pie para apoyarse?"; "¿se lava las manos con agua y jabón y después se seca sin ayuda?".
"En nuestra especialidad, están muy estudiados los grandes prematuros, y luego hay bastantes trabajos sobre el primer mes de vida de los niños, o sobre lo que les sucede después de ser dados de alta. También hay trabajos sobre el primer año, o los dos primeros", indica el doctor Morales. Por consiguiente, se imponía ensanchar el espectro de análisis: "Nos parecía interesante poner el foco sobre las fases posteriores: qué sucede cuando empiezan al colegio, cómo aprenden, cómo se relacionan...". Pronto habrá respuestas.
