La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Nada sin vuestra ayuda

Agradecimientos tras la muerte de Juan Benito Argüelles

Nada sin vuestra ayuda

Me siento ante mi escritorio en el día de San Mateo, una fecha tan ovetense, acompañada de varias fotografías de sus últimos días enfrente de mí haciéndome la ilusión de que, como siempre, está aprobando lo que hago, para dirigirme a todos vosotros, amigos y compañeros del alma, para agradeceros la ayuda que me habéis prestado con vuestras muestras de cariño (artículos, poemas, compañía, palabras) en estos días de inmensa desolación y tristeza para mí. Mucho quisiera poder dirigirme a cada uno de vosotros, uno a uno, pero bien sabéis que me es imposible. Gracias, gracias a todos por querernos y habernos comprendido a Juan y a mí.

Pero Juan no habría podido hacer las cosas por las que le ponderáis, sin la colaboración y ayuda de tantos de vosotros que le secundasteis. Quiero recordar con emoción en estos momentos a Belarmino A. Otero, en cuyo pub "Tigre Juan" nació el premio que lleva ese nombre y que fue quien económicamente hizo frente a la edición de "Jonás" de José Luis Mediavilla, primer premio Tigre Juan; a Felipe Grossi (nuestro querido Pipe) con quien hice de prejurado del premio muchos años y a quien nos unía un enorme cariño. A los dos los perdimos trágicamente: a Belarmino en la carretera y a Pipe en la montaña. Otro amigo fraternal y compañero en todos los proyectos de Juan fue Jaime Herrero, grande y generoso pintor que ilustró varias obras del Tigre y cuyos hermosos cuadros cubren de ingenio (Don Carnal persiguiendo a Doña Cuaresma) y de belleza nuestras paredes, sobre todo el retrato de Juan que preside la entrada a nuestra casa. Este verano, para él y Coté y para nosotros tiempo de frío, los tuve en mi recuerdo tratando de que les llegará mi cariño y mi preocupación por ellos.

En fin, Elías Canetti, uno de mis autores preferidos, dijo, refiriéndose a todo lo que me ocupa: " ¿Un amor... libre de un miedo cerval por lo que pueda ocurrirle al ser amado? Si tal cosa existiera ¿merecería llamarse amor?" Yo tuve siempre ese miedo cerval por lo que pudiera ocurrirle a él pero sus momentos de melancolía no impedían que amara la vida apasionadamente. Tuvo una muerte dulce, que creo que fue su mejor lección de vida. "Lola, ayúdame a ponerme bien del todo que tenemos muchas cosas que hacer todavía". Lo último que me dijo fue: "Te quiero mucho, Lola". Yo Juan, te amaré mientras viva, con la misma fuerza que te amé siempre, amor mío.

Lola Fernández Lucio es la viuda de Juan Benito Argüelles

Compartir el artículo

stats