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PABLO GIL MARTÍNEZ | Arquitecto e investigador sobre la arquitectura numinosa

"La cueva paleolítica debería ser la primera referencia en arquitectura"

"A partir del numen de Gustavo Bueno, investigo cómo aplicar con robótica el comportamiento animal a los edificios"

Pablo Gil Martínez, ayer, en la sede de la Fundación Gustavo Bueno. N. OREJAS

Pablo Gil Martínez (Madrid, 1979) vivió ayer uno de los momentos más especiales de su vida. Tenía que explicar la investigación en la que lleva trabajando más de seis años ante el autor de la teoría que tomó como punto de origen, el "Animal divino" de Gustavo Bueno. Y consiguió su aprobación y felicitación. Este arquitecto y profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Europea de Madrid, que también estudió unos años de Filosofía en sus ratos libres, presentó ayer en la Fundación que lleva el nombre del filósofo asturiano un resumen de la tesis doctoral que leyó en junio en la University College de Londres; un trabajo que ha bautizado como arquitectura numinosa.

-¿Qué es la arquitectura numinosa?

-Es una tesis que está basada en el "Animal divino" de Gustavo Bueno, y con ella intento explorar la influencia que tiene esta filosofía de la religión en la arquitectura. Hay muchos componentes como, por ejemplo, la cantidad de animales que aparecen en la arquitectura, sobre todo en la religiosa; o la relación que pueden tener las cuevas con la historia de la arquitectura y con los templos de los egipcios. Todo eso me llevó a la idea de lo numinoso de Bueno. Y presento dibujos, proyectos, prototipos y hasta edificios construidos.

-¿Por qué decidió centrar su tesis en esa idea?

-Vi que tenía una influencia importante en la arquitectura religiosa. Me atraía ahondar en cosas que no se entendían, como por qué todos los templos egipcios están llenos de animales y tienen ese concepto religioso. Y también pensé en esos valores numinosos que se han perdido y que, para recuperarlos en la experiencia cotidiana, la arquitectura podía ser un buen vehículo. En Bueno, el numen está asociado al Paleolítico, y mis investigaciones me han llevado a pensar que la arquitectura puede remontarse al mismo punto.

-¿Por qué?

-Visité las cuevas de Asturias y de Cantabria y me llevó a la hipótesis de que los que pintaban en estas cuevas elegían los espacios más adecuados para hacerlo. Eso demostraría que la primera arquitectura es del Paleolítico, no del Neolítico. Y por tanto, la historia de la arquitectura debería remontarse al 35.000 o 40.000 a. C.

-¿En que punto está ahora mismo esta investigación?

-Se ha formado un equipo, situado entre Londres y Madrid, y que yo dirijo, que está investigando dos aspectos: la influencia de los animales en la arquitectura, sobre todo en la parte de diseño; e intentar entender cómo son, su forma de actuar, y así poder reproducirla por medios artificiales.

-¿Inteligencia artificial?

-Sí. Diseñar elementos robóticos que puedan interaccionar con el usuario y con los componentes de su día a día como la luz, el clima, y sus gustos y preferencias.

-¿Y dónde se podrían introducir esos elementos?

-En el interior de edificios, en fachadas, cubiertas, etcétera. Estamos creando prototipos, pero la idea es que aprendan a comportarse y a adaptarse a las condiciones exteriores.

-Pero, ¿no es un peligro que los edificios se gestionen de forma autónoma?

-Es el doble sentido del numen, ¿no? (Risas) Ese miedo al poder y a lo desconocido. Pero la idea es que esa autonomía funcione a favor de la sociedad.

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