"En verano sólo tengo que abrir la ventana para coger una especie de nisos pequeñinos, pero vamos, no me los como aunque parezcan comestibles". Medio en broma, medio en serio, Mercedes Cue explica las consecuencias de tener unos cuantos árboles del tipo "prunus pisardi" (también conocido como ciruelo japonés) delante de su casa. Están enfrente de dos habitaciones de su piso de la calle Doña Iluminada, en el barrio de La Carisa, y tanto ella como el resto de vecinos del bloque de viviendas reclaman que el Ayuntamiento los pode más a menudo porque "las ramas entran en casa y nos dejan los nisos al alcance de la mano".

En realidad el problema de tener tan cerca los ciruelos no es la fruta, que bien mirado podría ser una ventaja, sino, por un lado, la presencia de insectos, y por otro, que los árboles quitan luz natural a buena parte de los pisos.

"Aquí es normal que haya un montón de moscas y de avispas en cuanto salen los nisos. Ya me dirá usted qué hago. Pues cerrar a cal y canto las ventanas y asarme de calor en pleno verano ovetense". Cue calcula que el crecimiento desproporcionado de los "prunus pisardi" empezó hace tres años. "Me di cuenta de que apenas veía nada en casa, y claro, eran los árboles. Desde entones estoy todo el día con la luz encendida. Y pagando un dinero exagerado en los recibos".

Otra vecina afectada por los ciruelos es María del Carmen González, que no siempre puede tender la ropa a gusto. "Parece una tontería de problema, pero no lo es. Si hace un poco de viento y no han podado, las ramas me destrozan las prendas y me tengo que aguantar".

La distancia aproximada entre los árboles y las ventanas del bloque de viviendas es de aproximadamente dos metros, pero "las ramas crecen muy rápido y llegan hasta el salón si las dejas".

La incomodidad de los residentes en La Carisa ha llegado a oídos de la asociación "San Juan" que atiende las reclamaciones de los vecinos de este barrio y los de La Corredoria. La presidenta de la agrupación, Maite Orozco, ha enviado una carta al área de Infraestructuras y Servicios Básicos del Ayuntamiento para exigir la poda de los árboles de la calle Doña Iluminada, Sabino Álvarez-Gendín y la carretera general hacia Lugones porque dificulta la visión. Orozco aprovecha la misiva para denunciar el mal estado de las aceras de La Carisa, donde "la maleza cubre el suelo y molesta a los transeúntes y a los vecinos que hacen deporte a diario por la zona".