Agustín de Luis volvió a evitar ayer sentarse en el banquillo de los acusados, valiéndose de su condición de abogado. Así que se vistió la toga y se sentó en el estrado, al lado de su abogado, Juan Muñiz. Ya había hecho la misma maniobra el pasado mes de mayo, cuando estaba previsto que se celebrase el juicio en un juzgado de lo penal. Las partes estuvieron de acuerdo entonces en que el órgano competente para juzgar el caso era la Audiencia Provincial de Oviedo.

En este espacio, la Audiencia, dio ayer el exjefe de la Policía Local de Oviedo las explicaciones que consideró oportunas. Lo hizo con su particular estilo vehemente que le valió más de una reprimenda de la presidenta de la sala. "No vuelva a traer a colación algo que nos quedó clarísimo, cíñase, la pregunta de la letrada es muy concreta", le pidió la magistrada. Más tarde tuvo que volver a dar un toque de atención a Agustín de Luis. "Rogaría que dejase de emitir juicios de valor y se centrase en las preguntas", insistió la magistrada.

Cuando terminó la declaración y comenzaron a desfilar por la sala los testigos del Ministerio Fiscal y la acusación particular, todos funcionarios de la Policía Local, Agustín de Luis no dejó de realizar gestos, la mayoría cuando saltaba a la vista que el atestado -como él defiende- estaba plagado de erratas y que se tardó en tramitar. No obstante, los policías aseguraron que lo habitual era corregir los errores con una nueva diligencia, y que esta circunstancia nunca había motivado que se dejase de enviar al juzgado.