La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"No es magia, es ciencia"

Familias de toda Asturias pasan la tarde sorprendiéndose con los experimentos de los investigadores del Instituto del Carbón

"No es magia, es ciencia"

Martín Barreiro alucinaba ayer con su puñado de nieve de color azul. Se lo enseñaba a todo el mundo, dentro de un vaso de plástico, sin perder ripio de lo que seguía sucediendo a su alrededor. Está a punto de cumplir cuatro años y fue uno de los 58 niños que, con sus familias, pasaron la tarde en el Instituto del Carbón sorprendiéndose con los experimentos de sus investigadores. La nieve azul era el resultado de uno de ellos. "Muchos dicen: es magia; pero no, no es magia, es ciencia", les corregía Mercedes Díaz Somoano, la vicedirectora de programación del centro asturiano del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).

La de ayer fue la segunda edición de "Ciencia en familia", una actividad que forma parte de la programación de la Semana de la Ciencia. "El propósito es acercar la ciencia al público general, y a los niños desde edades tempranas", comentaba Díaz.

Para las familias fue una manera instructiva y divertida de pasar la tarde de una jornada sin colegio -porque ayer se celebraba el Día del Maestro-. Nacho Ballesteros llevó a su hijo -Martín, el de la "nieve azul"- a que "descubriera el mundo de la ciencia" y él mismo acabó "encantado" con lo que estaba viendo.

Ellos fueron desde Gijón y Adrián Niño, con su madre y su hermano Pablo, había llegado desde Avilés. El chaval de nueve años fue testigo de cómo es posible echar a andar un reloj digital con la energía extraída de dos limones, con una barra de magnesio, otra de cobre y un cable.

En el salón de actos, Ángel Menéndez se presentaba como científico y ofrecía una charla, explicando la importancia de la creatividad en la ciencia. Abogaba por "extrapolar el método científico a otros campos" profesionales.

A lo largo de la tarde, Zoraida González, una de las investigadoras del Incar que participaron en el desarrollo de esta actividad familiar, utilizó el nitrógeno líquido y otros elementos químicos para cocer y freír huevos. Leche, cola de pegar, frutas y algunos reactivos comunes bastaron para dejar boquiabiertos a los chavales y a sus familias.

Compartir el artículo

stats