La grúa de Oviedo ya no actúa sólo "a demanda" y la retirada de coches sube un 30 por ciento. Los agentes aseguran haber recibido una contraorden hace cuatro meses para actuar con más celo, tras pedirles primero que levantaran la mano, así reza una noticia publicada en LA NUEVA ESPAÑA el 23 de junio pasado.

Soy vecina de La Florida y mi centro de salud es el de Vallobín, en las inmediaciones de Concinos, calle que no puede calificarse de comercial, con escaso aparcamiento y alguna zona de carga y descarga, habitualmente desiertas.

Resulta difícil encontrar aparcamiento y es habitual que la gente que acude al centro de salud o sus acompañantes aparquen momentáneamente y por razones de urgencia en las zonas de carga y descarga o lo hagan de otra forma irregular, pero sólo momentáneamente y sin entorpecer nunca el tráfico.

Sin desconocer la normativa del caso, me gustaría que alguien del Ayuntamiento o de la Policía Local o grúa me explicaran la definición de "celo" para así, entender mejor su aplicación en un entorno en el que la gente acude enferma, acompañando a gente enferma o mayor y que no puede valerse por sí misma y en la mayoría de los casos en coche precisamente por dicho motivo.

Me interesa, en suma, que el Ayuntamiento o la Policía Local me aclaren cómo no son capaces de humanizar o flexibilizar la legislación, en según y qué circunstancias hayan de ser aplicadas y, sobre todo, cómo es posible que incluyan a Concinos todos los días en su ruta de caza al terrible infractor.

Parece ser que otra ruta habitual de estos servidores públicos pasa por el nuevo Hospital (HUCA), donde las estancias suelen prolongarse más de lo que sería deseable para cualquiera. Así las cosas, el equipo formado por conductor de grúa y policía local va en busca del avieso vecino que, mal aparcado pero sin entorpecer la circulación, opta por ahorrarse un dinero que compense el desplazamiento desde otras poblaciones.

Lo que no acabo de entender es por qué la constante y realmente conflictiva doble fila no es atacada con tanta saña, salvo claro está que, al estar los conductores alerta, salgan rápidos y entonces la carga del coche y la correspondiente minuta no pueda hacerse efectiva.

Me queda la duda de si detrás de todo este despliegue (merece la pena ver cómo cargan un coche en la grúa, ni el propio Nicolas Cage en la película "60 segundos") hay un incentivo pecuniario que puede más que la ética, pero en todo caso con esta más que cuestionable actividad se desnaturaliza el fin último de las normas de convivencia en pro de un afán recaudatorio sin límites.

Parece que las nuevas formaciones quieren seducir al ciudadano, pues a mí ya me tienen loquita de amor, y con la llegada de la Navidad y la Grúa, como siempre incrementando sus batidas, presiento que el número de enamorados irá en aumento.