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SAMANTA SCHWEBLIN | Escritora, ganadora del XXXVII Premio literario "Tigre Juan"

"Cuando un libro se vuelve panfletario se debilita, es peligroso hacer eso con ellos"

"Ahora es más simple publicar, se ha democratizado el proceso, pero es mucho más difícil conseguir lectores"

Samanta Schweblin, en el acto de entrega del "Tigre Juan", en Oviedo. L. M.

Muchos de los que lean alguno de los cuentos o la primera novela publicada por la escritora Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978) podrían imaginarla como una mujer reflexiva, observadora y sentimental. Y, efectivamente, la ganadora del premio literario "Tigre Juan" 2015 lo es. Pero su sonrisa constante y su tono de voz afable y delicado muestran una cara completamente distinta a la tensión dramática y la carga psicológica que imperan en "Distancia de rescate", el título que la proclamó ganadora del "Tigre Juan" el pasado jueves en el teatro Campoamor de Oviedo.

-Han pasado horas desde la lectura del fallo, ¿le ha dado tiempo a digerir el premio?

-Después del acto, salimos a festejar con el jurado. Viajé a Barcelona, de Barcelona a Berlín (donde reside desde hace tres años y medio) y del aeropuerto a casa. Han pasado pocas horas, pero mire todo lo que he hecho (risas). Sigo muy emocionada porque es un premio a mi primera novela, a un libro ya publicado, al que uno no se presenta. Fue una sorpresa. Siempre digo que los premios son una mezcla entre una abuela y un mecenas: te miman y te dan algo de dinero. Para escribir hace falta tiempo, y el tiempo es dinero.

-Una de sus primeras paradas en Oviedo fue ir a ver a Mafalda.

-Es que me encanta. Es muy especial para nosotros y tenía que ir. Era la primera vez que estaba en Asturias y me fascinó. Durante los dos días, caminamos mucho (ella y su pareja), disfrutamos del verde, de la montaña, y cumplí con las recomendaciones de mis amigos españoles de Berlín: comer fabada y arroz con leche, que me enloquecieron.

-Estudió cine, ¿cuándo se dio cuenta de que lo suyo era la escritura?

-Siempre me gustó contar historias. Antes de aprender a escribir, se las dictaba a mi madre. En la adolescencia empecé a ir a talleres literarios. Elegí la carrera de cine porque para mí era impensable llegar a ser escritora, pero en ella me convencí de que la literatura era lo mío. En cine todo el mundo quiere ser director, pero muy pocos tienen una historia que contar. Eso disparó mis ganas de escribir y así nació mi primer libro, "Núcleo de disturbio".

-¿Por qué se inclinó por los cuentos?

-La respuesta más sincera es que era y soy una gran lectora de cuentos. Y, cuando escribo, intento reproducir ese gustito que siento de lectora. Es mi forma natural de contar. Hay una intensidad en el cuento corto que me atrapa. De hecho, "Distancia de rescate" empezó siendo un cuento.

-¿Y por qué acabó convirtiéndose en novela?

-El punto de partida de la historia fue una pregunta: qué pasaría si tu hijo de 2 o 3 años te dijera que no es tu hijo. Qué haría un padre ante esa situación. Empecé a escribir y tuve muchos problemas. En un año y medio, lo reescribí una docena de veces; estuve a punto de dejarlo porque no funcionaba, y me di cuenta de que era problema de extensión. Que no podía contar una historia así en veinte páginas, necesitaba 150 más.

-Además de la maternidad, aborda la crítica política.

-Hablo de un herbicida altamente tóxico, que se usa en los campos argentinos, y que está matando y enfermando a mucha gente. Algunos lectores piensan que es fantasía, pero es realidad. Es un tema que me interesa como ciudadana, y me gustaba trabajar con esa idea de lo que uno puede hacer para luchar contra un peligro cuando no es tangible; porque estamos rodeados de peligros que no podemos ver ni reconocer.

-Pero no es un libro político.

-No, hacer eso en literatura es peligroso. Cuando un libro se vuelve panfletario, se debilita un poco. Pero la literatura puede angustiar lo suficiente como para despertar ciertas preguntas en los lectores. La idea era esa, transmitir la angustia que se vive actualmente en el campo argentino.

-¿Es más fácil escribir ahora para un joven que antes?

-Es más simple publicar, se ha democratizado el proceso, pero es mucho más difícil conseguir lectores.

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