Diciembre es el mes de los detalles, de las sorpresas y de las alegrías. Por ello comienza, el día 1, con la festividad del gremio de joyeros. Será este martes, un día excelente para empezar a hacer la lista de deseos para Navidad. Y a nadie le amarga un dulce. Ni una piedra preciosa o un buen reloj suizo de los que perduran toda la vida. Regalar una joya es un acierto seguro y, recibirla, una gran alegría y la satisfacción de saber que esa pieza, si se cuida con mimo, acompañará toda la vida.

En la actualidad, el público, la clientela, busca la originalidad, la exclusividad en las joyas que lleva puestas o que quiere regalar a un ser querido. La demanda se amplía también a esas piezas de orfebrería a las que los diseñadores y creadores les añaden matices y características propias que hacen que cada anillo, pendiente, colgante o reloj sea único. Alhajas que, en muchas ocasiones, resultan de una acertada fusión de lo nuevo y lo antiguo, lo vintage, dando como resultado piezas de vanguardia que, en ocasiones, están elaboradas con materiales poco habituales, ya sean diamantes, piedras semipreciosas, oro, plata u otros metales. Los principales establecimientos de la ciudad apuestan por ello. Y también por las joyas "con mensaje", ya sea implícito o explícito. Piezas que transmitan algo, como los símbolo de la fortuna o del infinito, bañados en plata en su mayoría. Joyas de todos los tamaños, tanto grandes y llamativas o pequeñas y discretas. Collares, colgantes, pulseras o anillos que son toda una declaración de amor, hablan de una actitud frente a la vida, promueven eslóganes idealistas o llaman a la suerte. Las variedades son infinitas y, si se quiere tener un detalle, nada mejor que las bañadas en plata, asequibles para todos los bolsillos.

Por otro lado, y si el detalle va a ser "un poco mayor", las propuestas en oro, el metal tradicional que marca la diferencia, nunca fallan. Ya sea oro blanco con piedras como diamantes o el oro amarillo, que está entrando con mucha fuerza en el mercado estos últimos meses. Lo mismo ocurre con las perlas y los diamantes, las piedras preciosas de colores llamativos o las antiguas que los mejores talleres restauran y personalizan a gusto del cliente.