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JONATHAN THACKER | Catedrático de Literatura Española de la Universidad de Oxford

"Todo el mundo entiende la parodia de Cervantes, aunque no hable español"

"Shakespeare es internacionalmente conocido porque siempre se valoró, pero en España, los estudiosos borraron de la conciencia las comedias del siglo XVII"

El catedrático británico Jonathan Thacker, ayer, en Oviedo. LUISMA MURIAS

Jonathan Thacker (Cambridge, Reino Unido, 1967) lleva enamorado de España desde mucho antes de haberla pisado. Su padre era profesor de español en Londres, "pero nunca me enseñó la lengua ni hicimos un viaje en familia a España, no sé por qué", cuenta entre risas. Sin embargo, seguro que alguna semilla sembró en él, porque ya en el colegio sus asignaturas preferidas eran español y francés, y cuando tuvo que elegir sus estudios superiores, se decantó por la literatura española, convirtiéndose en uno de los mayores especialistas en el teatro del Siglo de Oro y en la obra de Miguel de Cervantes.

Este catedrático en Literatura Española de la Universidad de Oxford, en dónde trabaja como profesor desde 2001, se doctoró en la Universidad de Cambridge, tras trabajar codo con codo junto a Anthony Close, uno de los cervantista más queridos y admirados del mundo, fallecido en 2010. Hoy está en Oviedo para rendirle homenaje y participar en la ponencia "Cervantes y la novela moderna" que organiza la Cátedra Emilio Alarcos, a las 20 horas, en el Edificio Histórico de la Universidad.

-¿Cómo fue su encuentro con la literatura española?

-En mi colegio de Londres tenía un profesor de español que era estupendo, Jack Sage. Él fue el que me animó a seguir adelante con los autores del Siglo de Oro. Siempre se dice que Tirso de Molina es uno de los tres grandes dramaturgos de esa época, pero él pensaba que era mucho mejor de lo que se pensaba, y fue el que me lo descubrió. Se jubiló antes de que acabara mi licenciatura, y decidí irme a Cambridge, en 1991.

-Fue allí donde conoció a Anthony Close.

-Fue mi director de tesis durante un año, en 1996. Yo solo le conocía como estudioso de Cervantes, porque había escrito un libro maravilloso ("La concepción romántica del Quijote"), y estaba preocupado porque quería estudiar teatro y no sabía si él podría enseñarme. Pero enseguida me di cuenta de que conocía mejor que nadie el mundo literario de la segunda mitad del siglo XVI.

-¿Cómo era Close?

-Era un hombre perdido en sus papeles y libros, pero de muy buen corazón. Muchas veces se olvidaba de nuestras reuniones e iba a buscarlo al despacho. Al llegar, me decía: "¿qué haces aquí?". Le tenía que explicar que habíamos quedado y siempre me ofrecía pagarme una comida en señal de disculpa (risas). Fue el que alimentó mi interés por Cervantes.

-¿Qué tiene Cervantes para enganchar a un catedrático de habla inglesa?

-Siempre me han encantado el teatro, las "Novelas Ejemplares" y "Don Quijote", pero se ha escrito tanto sobre él, que para mi tesis preferí estudiar el teatro, que era algo menos conocido. Aunque paso por otros autores como Lope de Vega o Tirso de Molina, siempre vuelvo a Cervantes. En 1992, hice una traducción de tres "Novelas Ejemplares" con mi padre, y más recientemente, desde EE.UU., me invitaron a escribir un capítulo sobre las traducciones de "El Quijote" al inglés.

-De eso es de lo que va a hablar esta tarde.

-Sí, hay una veintena de traducciones de la novela entera. La primera es de 1612, siete años después de la publicación en España de la primera parte. Durante los siglos XVII, XVIII y XIX varios autores británicos publicaron traducciones y, desde comienzos del siglo XX, cuatro de las cinco últimas que se han hecho son de autores estadounidenses. Es muy curioso ver la importancia de esta obra en el mundo. Es tremenda. Muchos de los novelistas que han ayudado a su desarrollo no hablan español, han leído la novela en inglés o francés, y aún así, no ha perdido su esencia.

-¿Y cómo llega un texto tan español a otras comunidades?

-Todo el mundo entiende la parodia de Cervantes, aunque no hable la misma lengua. Las aventuras de Sancho Panza y Don Quijote gustan tanto a niños como a adultos. Y a los novelistas les atrae la forma de la novela, las posibilidades y los guiños narrativos que abre el texto de Cervantes. Y sus personajes con carácter, que se alejan de estereotipos, los distintos tipos de humor que utiliza, su análisis de la relación entre locura y cordura, la autorreferencia y reflexividad, porque es una novela que también habla de cómo escribir una novela y de cómo hacer crítica literaria.

-¿Cuántas veces la ha leído?

-Muchas (risas), entera cinco veces, pero por capítulos cientos de veces con mis alumnos. Y siempre que la leo en español, me río muchísimo. En las versiones en inglés se pierde algo ese toque.

-Usted imparte clases de literatura española en Oxford, ¿hay mucho interés por ella entre los jóvenes británicos?

-Cada año tenemos unos 60 o 70 alumnos matriculados en Filología Hispánica, y casi todos deciden especializarse en el Siglo de Oro. Es una época increíble.

-¿Qué se ha hecho mal para que autores con esa calidad no tengan la misma repercusión que otros como Shakespeare, por ejemplo?

-La clave es histórica, por el auge del imperio británico frente al declive del español. Pero también influye mucho que a Shakespeare siempre se le dio valor. Sin embargo, a los estudiosos del siglo XVIII en España, no les encantaron las comedias del siglo anterior, porque rompían las reglas neoclásicas y la disciplina de las comedias francesas. Por eso realizaron revisiones de los textos que no eran tan buenas como las originales y que perduraron hasta el fin de los años de Franco. Por culpa de eso, las comedias del siglo XVII desaparecieron de la conciencia del público. Afortunadamente, ahora eso está cambiando.

-¿Se atreverá alguna vez con una traducción de "El Quijote"?

-Me gustaría, pero no creo que lo haga (risas). Preferiría empezar por otras obras de Lope de Vega o Tirso de Molina que no se conocen tanto y que solo existen en español.

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