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Elías G. Benavides se hace noble

El artista recorre de nuevo Venecia en sus pinturas, pero con una mirada más ornamental y lujosa "y con el papel como soporte"

De izquierda a derecha, pintura sobre cartón, tres collages y pintura sobre papel hecho a mano. nacho orejas

Hablar de Elías García Benavides es hablar de Venecia. El artista y diseñador gráfico jubilado pasa cuatro meses al año en la ciudad italiana desde que tenía 40 años. Allí asistió a sus Biennales con sed de nuevas corrientes artísticas y a cursos en busca de formación, y desde 1984, es él quien ocupa en varios talleres el puesto de profesor.

Por eso no sorprende que cada vez que afronta la preparación de una nueva exposición, la ciudad de los canales aflore otra vez más. Pero, cuando se podría pensar que ya no le quedaban nuevas caras o formas que mostrar, Elías G. Benavides vuelve a sorprender. Y lo hace en "Papel" o "La edad de oro", la exposición con doble título que esta tarde inaugura en la Galería Alfara de Oviedo.

Con las más de 70 obras que ocupan las paredes blancas de la sala, con el papel como único soporte, Elías G. Benavides se convierte en noble. Con el oro como color dominante, las mezclas de platas, los tonos rojizos vibrantes, los azules noche y turquesa y los verdes intensos trasladan al receptor al interior de la Basílica de San Marcos o a la Venecia de la época de Marco Polo. "En aquel momento era la ciudad más rica, la cuna del oro", señala el autor.

Su facilidad para despertar sentimientos y emociones con su pintura, vuelve a cobrar sentido en esta exposición. "Me gusta trabajar en papel, es muy amable. Le das y te lo devuelve con creces". Pero, a pesar de la aparente sencillez, no pierde su esencia investigadora en cuanto a los materiales y los espacios. "Yo no soy de los que va con una idea preconcebida. Tengo el espacio, pinto una mancha, y a partir de ella construyo o deconstruyo". Y aquí se ven esos dos procesos. Collages que dan vida a las imágenes y efectos casi tridimensionales; técnicas con las que consigue una nueva cara del acrílico; y acumulaciones de color que crean tonalidades desconocidas. No le importa reconocer que le cuesta simplificar y crear cosas minimalistas. "Me gusta, pero soy incapaz de hacerlo. Por mi carácter, necesito pintura con cuerpo, extraer la personalidad de los materiales". Una circunstancia que ha disparado desde que puede dedicarse únicamente a la pintura. "Ahora tengo la libertad de hacer solo lo que me sale, y lo hago de la mañana a la noche. Si no voy al taller un día me siento mal. No podría vivir sin la pintura".

Ese torrente creativo le lleva a crear sin parar. Y para muestra esta exposición, formada por una serie inspirada en la ornamentación de Venecia sobre cartón; una serie sobre los canales y los puentes de la ciudad; una serie sobre papel hecho a mano; y otra de "libros" en homenaje a grandes como Lorca, Darwin o Dostoievski. Porque un grande siempre quiere rodearse de grandes.

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