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El eterno legado de Magín Berenguer

Los dibujos del ovetense sobre las pinturas murales del Prerrománico y sus reproducciones de los grabados prehistóricos siguen siendo referentes 16 años después de su fallecimiento

Cualquier referencia publicada sobre el pintor y erudito Magín Berenguer Alonso (Oviedo, 1918-2000) pone de manifiesto que sus trabajos como investigador arqueológico sirvieron para añadir un siglo más a la historia del arte español. Sus reconstrucciones de los frescos de las iglesias prerrománicas asturianas y sus dibujos de los grabados prehistóricos de las cuevas de la región siguen siendo todo un referente para el estudio y la conservación del extenso patrimonio cultural asturiano. "En España la historia del arte comienza fundamentalmente a partir del Románico, pero la labor de Magín Berenguer sirvió para documentar que en Asturias existen manifestaciones artísticas anteriores de muchísimo valor", asegura Rubén Suárez, crítico de arte de LA NUEVA ESPAÑA.

Un claro ejemplo de la labor de Berenguer es el trabajo realizado en la iglesia de San Julián de los Prados. En colaboración con el alemán Helmut Schlunk, fue el primero en reproducir con exactitud -en láminas a color- las pinturas murales que escondía el templo, fechadas en el siglo IX. No en vano, la figura de Magín Berenguer es una de las más destacadas dentro de la exposición "Santullano desvelado. Cien años del descubrimiento de las pinturas de San Julián de los Prados", una muestra que permanece abierta actualmente en la sede del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA). "Claro que fue muy importante para Santullano, pero centrarse exclusivamente en eso sería quedarse muy corto a la hora de glosar la figura de Berenguer", recalca Lorenzo Arias, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo y todo un experto en el arte Prerrománico asturiano.

Sólo el libro publicado junto a Helmut Schlunk en el año 1957 -bajo el título "La pintura mural asturiana de los siglos IX y X"- sirve para avalar la afirmación anterior de Lorenzo Arias. En esta joya del patrimonio cultural asturiano quedó plasmado el intenso trabajo de los autores, que recorrieron las iglesias de la región para documentar sus pinturas y para descubrir restos artísticos que permanecían ocultos en sus muros. "Aún hoy en día es una obra excelentemente editada y plena de erudición, conocimiento y vigencia científica en la investigación", sostiene Lorenzo Arias. Y añade: "Es un trabajo equivalente al que otras personas hicieron para recuperar el patrimonio que existe en las catacumbas romanas. Ellos iniciaron un camino que nos ha servido a muchos para seguir".

Magín Berenguer dibujo además los bisontes y los ciervos del hombre de las cavernas -sus trabajos forman parte de la colección del Museo Arqueológico de Asturias- y llevó a cabo la catalogación y el estudio de las iglesias románicas de la región, pero su currículo es aún más extenso. "No hay mucha gente que pueda presumir de haber dejado un legado tan extenso y tan importante para la cultura de un país", afirma el periodista Evaristo Arce.

Y es que su faceta como pintor también fue muy reconocida. Magín Berenguer expuso por primera vez en Oviedo en el año 1936 y a lo largo de su dilatada carrera tuvo oportunidad de hacerlo en plazas tan importantes como Madrid o Barcelona. Concurrió a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes en 1962, 1964, 1966 y 1968, obteniendo un premio de corporaciones en 1964 y una medalla en 1966. "La galería Murillo, que en aquella época tenía muchísimo prestigio, se inauguró en el año 1974 con una exposición de Paulino Vicente, pero la segunda fue de Magín Berenguer y se estrenó en marzo de 1974", destaca Rubén Suárez.

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