El año pasado llamaron al Teléfono de la Esperanza de Asturias 7.209 personas. La inmensa mayoría fueron mujeres y sus edades eran muy diversas. Cuentan los voluntarios que atiende las llamadas que entre las mujeres son más comunes los problemas familiares o de relación; en los varones, que son una cuarta parte de los que acuden a la asociación, lo más frecuente son las adicciones y las dificultades laborales. Hay llamadas dramáticas, cuentan los voluntarios, como las de los suicidas pero hay otras más domésticas como las de quien, en mitad de la cena navideña, se levanta de la mesa y decide llamar al Teléfono de la Esperanza para desahogarse y no acabar agrediendo a algún familiar incómodo.

Luisma Alvarez Cimadevilla es voluntario del Teléfono de la Esperanza desde hace once años. Compaginó su trabajo en un banco con los estudios de Psicología. Durante siete años atendió el teléfono, en turno de noche, y ha comprobado que "hay mucha tristeza cronificada". Él confirma que las mujeres llaman más y es frecuente que lo hagan cuando los hijos han dejado el hogar y se reencuentran a solas con una pareja con la que no hay comunicación, viviendo "como dos islas".

Él llegó al Teléfono de la Esperanza con cierta experiencia en tareas altruistas, porque ya había colaborado en "Solidaridad Democrática". Su compañera de voluntariado, Salomé Fernández, se topó con la organización buscando clases de informática en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA. "El Teléfono de la Esperanza busca voluntarios y los forma", recuerda que leyó.

La formación es uno de los distintivos del Teléfono de la Esperanza, según la psicóloga Mónica González Somoano. "La atención al voluntariado es lo más específico y lo que la diferencia de otras asociaciones", en su opinión. Ella imparte talleres y pasa consulta en los locales de la asociación en la avenida de Bruselas una mañana a la semana.

Antes de ser admitido como voluntario del Teléfono de la Esperanza hay que superar un periodo de formación, equivalente a un curso, pasar una entrevista con un psicólogo que determinada si se está capacitado para afrontar esa tarea y recibir formación continua. La actividad del Teléfono de la Esperanza va más allá de la atención a las llamadas: hay conferencias, cursos y talleres.

Y el voluntariado sigue llegando. A lo largo de esta semana, la asociación recibió, según la psicóloga Rosa de Arquer, dieciséis peticiones para nuevas incorporaciones.