Juan Carlos Álvarez es uno de esos ovetenses que no entiende la vida lejos de la ciudad que le vio nacer. Aún así, ese profundo cariño que siente por la ciudad, no ha sido obstáculo para desarrollar su carrera profesional a l otro lado del océano. Álvarez, dedicado a la gestión de fincas urbanas y al sector inmobiliario, se abrió hace años camino en Lima, la capital de Perú, a donde viaja de forma periódica para supervisar los negocios. Lo que no hará nunca, según sus propias palabras, es irse de Oviedo y de sus calles. Las que siente más suyas, en concreto, son aquellas por las que transcurre la acción de La Regenta, la plaza de la Catedral y sus aledaños, donde se crió, a la sombra de la iglesia de San Tirso.

Aquel antiguo edificio de la plaza de la Escandalera. "Nací en el antiguo edificio que existía en la Plaza de la Escandalera, antes de que se construyese la actual sede de Liberbank, lo que siempre se conoció en Oviedo como el edificio de la Caja de Ahorros. Mi abuelo era sastre y tenía el negocio en aquella finca. Cuando se construyó el edifico actual de la Escandalera le dieron una vivienda en el edificio ubicado en la Plaza de la Catedral. Todos los calle hermanos nacimos allí".

Un trajín continuo de hilos y botones. "El taller de mi abuelo era un trajín continuo. Recuerdo perfectamente cuando venía el pintor Paulino Vicente a probarse trajes. Había operarios y pantaloneras que realizaban todos los trabajos que llevaba aparejada la sastrería. Las camisas de cuello postizo que se usaban entonces también salían de aquel taller. Así que pasé la infancia en el cogollo del casco antiguo de la ciudad. Nos lo pasábamos genial con nuestros juegos y paseos. Entre la parroquia de San Tirso y la Plaza del Paraguas. Todo era muy diferente".

Alumno de la Gesta y del Alfonso II. "Fui al colegio de la Gesta, cuando Oviedo casi se acababa en la calle Santa Susana. Cuando yo era niño estaba construido el edificio de la Facultad de Ciencias, y poco más. El resto eran todo prados. Era un Oviedo muy familiar. Todo el mundo se conocía y era habitual pararse en la calle a charlar. Los niños teníamos un punto de encuentro en la farola de San Tirso. En un periquete nos reuníamos allí, sin necesidad de teléfono, ni mensajes, ni falta que nos hacía. Con los años se incorporó a la pandilla José Arango, un cubano que vino exiliado con su familia, tras la llegada al poder de Fidel Castro. Seguimos manteniendo una gran amistad. Arango es el presidente del Partido Republicano de New Jersey, todo un personaje. Vivió en Oviedo hasta 1975, entonces se marchó a Estados Unidos con su familia. Mantenemos mucho contacto a pesar de la distancia, y nos visitamos cuando podemos".

El fútbol, pasión de juventud. "El fútbol siempre me gustó mucho. Jugué en la Juventud Asturiana y en el Real Oviedo. Me hubiera gustado ser profesional, pero la vida me llevó por otro camino. Cuando terminé el bachiller en el Instituto Alfonso II me matriculé en la Escuela de Empresariales, un poco más arriba, y acabé la carrera en Oviedo. Todo en la misma zona".

El encuentro con el maestro Lafuente. "Empecé a trabajar casi por casualidad. Íbamos a marchar de viaje de estudios y me rechazaron para la mili. Un profesor buscaba voluntarios para trabajos en prácticas, era Manuel Lafuente, que presidió el Real Oviedo, mi amigo y maestro. Fue mi socio durante 25 años".

Amplitud de miras y formación en el extranjero. "Soy el pequeño de tres hermanos. Me llevó bastantes años con ellos y siempre estaba un poco desconectado. Creo que eso me hizo bastante decidido e independiente. Me lancé a hacer una titulación de administrador de fincas en Chicago, pero lo que quería era asentarte aquí. Me resultó de gran ayuda conocer la profesión desde otra perspectiva. Formé mi equipo. Tengo dos hijos: niño y niña. El pequeño nació de seis meses y ahora mide 1,87. Sigue jugando al fútbol. Al principio nos causó una incertidumbre y preocupación. Cuando ganaba 20 gramos era un acontecimiento".

Casado en Sahagún de Campos. "Mi mujer es leonesa, de Sahagún, donde veraneábamos siempre. Nos presentó el abogado y actual vicepresidente del Real Oviedo, Manuel Paredes, que también pasaba allí el verano con sus padres y hermana. Nos casamos muy jóvenes, con 22 años. Ya somos abuelos".

Una pica en el Perú. "En un momento dado, con un compañero de Alicante, tratamos de buscar una nueva dimensión para el trabajo de los administradores de fincas, para adecuarlo a la nueva economía digital. Surgió la posibilidad de hacer unas auditorias en Guatemala y acabamos implantándonos en Lima como consultores de una de las empresas mas importante s del Perú. Me sorprendió encontrar allí tantas empresas españolas, algunas regentadas por ovetenses. Los peruanos valoran mucho nuestra experiencia en el sector inmobiliario. No nos costó demasiado implantarnos en aquel mercado, porque íbamos contratados por una firma de allí. La experiencia es muy positiva, desde luego".

El repunte del mercado. "Esperemos que a partir de ahora, en unos dos años, comiencen a ponerse en el mercado ovetense nuevas promociones inmobiliarias. El problema es que muchas empresas que tenían solares han desaparecido con la crisis, y la propiedad ha pasado a los bancos. La tendencia actual es a crecer en La Corredoria o Prados de la Fuente. Oviedo tiene una buena proyección. Me parece importante acabar las vías de circunvalación y descongestionar el tráfico en el centro".

"Oviedo siempre ha estado muy centrada en el sector servicios y las tareas administrativas. La crisis provocó un estancamiento en el desarrollo de ubicación de empresas y otro tipo de actividades. Ahora bien, Oviedo también es una ciudad eminentemente cultural, con muy buenos ejemplos. Basta mirar la programación de conciertos y exposiciones para darse cuenta de que esta ciudad se mueve mucho. Ahora debemos trabajar para que todo vaya a más"