Alberto Sicilia Felechosa nació en El Entrego en 1959, pero un año más tarde fue a vivir a Oviedo. Licenciado y doctor en medicina, y especialista en estomatología, es profesor titular de Periodoncia (disciplina que trata de las encías) en la Universidad de Oviedo. En la capital del Principado dirige una clínica con más de veinte trabajadores. Dentro de seis meses asumirá la presidencia de la Asociación Europea de Osteointegración (EAO, por sus siglas en inglés), una entidad que aglutina a unos 1.700 profesionales, que publica una de las dos revistas de mayor impacto en su ámbito científico y que organiza cada año un congreso que reúne entre 3.000 y 5.000 participantes de todo el mundo.

-Por qué ese liderazgo de la implantología. A veces da la impresión de que lo único que hacen los dentistas son implantes.

-Puede darse esa impresión. Desde los egipcios, que incrustaban dientes de jade, hasta la actualidad el hombre ha estado buscando cómo poner dientes a alguien que carece de ellos. Desde aproximadamente 1965, con Branemark, se acuñó la técnica de osteointegración, de implantología científica. Y 15 ó 20 años después empezó a enseñarse y a promocionarse. Los primeros dentistas españoles que hicieron implantes con la técnica Branemark empezaron en 1987 ó 1988. Fue un cambio de paradigma, porque lo que se hacía hasta entonces era colocar dientes sujetos a otros dientes.

-¿Es el gran hito de la odontología del último siglo?

-Desde luego. Quizá el primer gran hito fue descubrir la odontología preventiva, que ha permitido mantener la boca sana muchos años. El segundo, reponer dientes sin tener que tallar otros dientes, y ahí los implantes son el gran avance. La tercera parte es la odontología adhesiva. Hasta hace poco, para cualquier tipo de obturación o reposición de dientes había que quitar diente; ahora se adhiere. Y la cuarta será la revolución biológica de la ingeniería tisular.

-¿Que consiste en...?

-Hacer dientes humanos. Estamos a muchos años de conseguirlo de verdad. Plantea más problemas: habrá que hacerlos crecer; no serán como los que uno tiene, serán más jóvenes... En ese camino van a generarse técnicas para reconstruir partes de los tejidos de forma más predecible.

-Medicina regenerativa...

-Claro. Las enfermedades en la boca hacen que pierdas los dientes, y con ellos la encía y el hueso. Si quieren reconstruir tu sonrisa tienen que reconstruirte la encía y el hueso, y ponerte dientes. El paso es ser más predecible y poder ser más ambicioso en la reconstrucción. Creo que lo veremos en los próximos quince años.

-Hablábamos del auge de los implantes.

-Por una parte, han dado respuesta a una necesidad secular. Por otra parte, han cambiado el nivel de la profesión. Hace 35 años, el nivel científico en España era bajo. Pero fue como si de pronto su desarrollo se disparase y tomase el nivel de la odontología europea y americana. El desarrollo científico fuerte en periodoncia y en implantología tuvo lugar en los años 90 y en la primera década del siglo XXI.

-¿Europa va por delante de América?

-El implante, como desarrollo, es europeo, sobre todo sueco.

-Ahora parece que un dentista que no hace implantes no existe.

-No, no es así. Lo que sucede es que las clínicas han intentado ser más competitivas siendo más completas. Y por eso muchas clínicas que antes no hacían implantes ahora los hacen. Pero hay otras con otras especialidades que lo hacen muy bien.

-Usted regenta una clínica con más de veinte trabajadores de plantilla. ¿Qué retos implica?

-Tienes que procurar mantener a todo el equipo motivado y formado para atender bien a la gente, porque la gente percibe la amabilidad, más que la calidad, aunque la calidad es imprescindible, por supuesto. Por otro lado, como empresario estos tiempos han sido preocupantes, igual que para todo el mundo.

-¿Cómo han capeado el temporal?

-Las clínicas que trabajan bien siguen teniendo personas que quieren calidad, porque saben que a la larga la calidad es barata. No conozco a nadie con una clínica basada en la calidad que esté pasándolo mal. Todos están pasándolo peor de lo que lo pasaban, pero nadie está mal.

-¿Hace unos días detuvieron a los máximos responsables de las clínicas Vitaldent. Los dentistas siempre han tenido prevención hacia la odontología low cost.

-No es prevención, es sentido común. Lo que es low cost es low quality. Es una odontología que termina dando problemas más difíciles de solucionar que el problema original. Una persona que tiene su vida y su prestigio en la profesión, está aquí y quiere seguir estando dentro de treinta años. Y hace un trabajo para que dure muchos años, y que el cliente esté muy contento y envíe a su familia y a sus amigos. Es una odontología basada en el compromiso. En la odontología de una compañía que hoy existe, mañana no existe y pasado se vende, que cambia de dentista cada tres semanas, no hay compromiso alguno.

-¿Trabaja mucho el doctor Google? ¿Los pacientes recaban mucha información en internet?

-Eso sucede. Hay técnicas que aparecen en internet que no tienen ni pies ni cabeza. Por ejemplo, una técnica mágica para generar hueso que, en realidad, no sirve para nada. Pero, por otra parte, gracias a internet hay pacientes más informados, y eso es positivo. Lo malo es que hay muchos dentistas jóvenes que no leen revistas científicas y que se forman a través de Youtube o de Facebook.

-Ha perdido Asturias el liderazgo nacional que tuvo con la Escuela de Estomatología?

-El peso de los dentistas asturianos fue muy importante. Ahora seguimos a un buen nivel. Quizá nos hubiera ido mejor manteniendo el modelo estomatológico.

-Usted es también profesor de la Universidad. ¿Cómo consigue solvencia en todos los frentes?

-A base de fines de semana. En la Universidad tengo dedicación a tiempo parcial. Las conferencias y las publicaciones las preparas los sábados y domingos. Viajas a dar conferencias muchos viernes y sábados, y llevas contigo el nombre de la Universidad de Oviedo. Y lo que estudias te sirve para tu profesión. Es difícil disociar entre unas parcelas y otras.

-Usted tiene proyección exterior. ¿Por qué decidió quedarse en Oviedo?

-Me marcaron varias personas: el profesor López Arranz, los doctores Fernández-Vega... Me enseñaron que desde Oviedo se puede desarrollar un trabajo de excelencia. Y luego tiran los sentimientos.

-Es un hándicap estar en una ciudad pequeña.

-Cuando un sábado por la tarde estás en París, Bruselas o Berlín y tienes que regresar a casa sabes que tus compañeros llegarán a casa a dormir, y tú no podrás. Es una faena lo mal comunicados que estamos. De hecho, el congreso mundial de la EAO que traemos a Madrid en 2017 no viene para Oviedo porque no tenemos capacidad de traer 4.000 personas a Oviedo de una forma eficiente desde toda Europa. Eso nos lastra muchísimo. Pero yo estoy encantado en Oviedo y con mis pacientes.