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El Campillín

Los vecinos del Campillín aplauden los nuevos controles policiales en el parque

La Policía Local trabaja desde ayer para erradicar de la zona las reuniones de toxicómanos y la prostitución de la calle Padre Suárez

Los vecinos del Campillín aplauden los nuevos controles policiales en el parque FERNANDO RODRÍGUEZ

Los vecinos del Campillín reclaman desde hace año más atención policial en la zona, un compromiso que, tras muchos intentos, han arrancado a a la concejalía de Seguridad Ciudadana, como adelantó este periódico. Dicho y hecho. La vigilancia policial aumentó desde ayer mismo. Habrá más control por parte de agentes de la Policía Local, especialmente sobre toxicómanos y prostitutas, así como para vigilar el acceso de furgonetas los domingos a la hora de la recogida del rastro. Es en ese momento cuando los vehículos dificultan e incluso impiden el acceso de personas al parque.

Todo esto lo había reclamado el miércoles pasado al edil Ricardo Fernández la nueva asociación de Vecinos de Santo Domingo-el Campillín. Y ya están viendo los resultados.

Ana María García, nacida "muy cerca" del Campillín, adonde de niña ya iba a jugar de la mano de su madre, dijo sentirse feliz. "Era un parque muy tranquilo, pero desde hace unos años daba miedo pasar. Ya era hora de que tomaran medidas porque por la noche muy pocas personas se atreven a pasar por el parque". Señaló además que los vendedores del rastro "tienen derecho a ganarse la vida, como todos, pero deben hacerlo sin causar molestias a los demás".

A su lado, María Jesús Fernández asentía a todo lo que decía su amiga. "Ahora por lo menos podremos pasear tranquilamente. Lo que quieren hacer me parece maravilloso y muy necesario".

Emiliano González Álvarez, policía jubilado y una persona muy popular en el barrio, expresó también su alegría por la noticia que horas antes había leído en este periódico. "Ya era hora que nos quitaran este problema tan serio que teníamos. Por lo menos ahora las mamás podrán venir a pasear con los niños por el parque, y los abuelos sentarse tranquilamente en un banco, cosa que hasta ahora no podíamos hacer".

El vecino aprovechó la ocasión para recordar que la pequeña fuente que había en el paseo que cruza el parque en diagonal, donde bebían los niños, tuvo que quitarla el Ayuntamiento. "Los drogadictos la utilizaban para lavar las agujas con las que se pinchaban. A ese extremo llegamos, pero la verdad es que no se metían con nadie; sólo molestaban pidiendo dinero y cigarros".

Juan Miñor, otro vecino, incidió en el rastro del domingo. "Cuando se van, lo dejan todo sucio, abandonan en el suelo lo que no pueden vender porque está viejo. Eso no puede ser".

Manuel Fernández, también residente en la zona, fue contundente. "Ya era hora que nos quitaran este problema tan serio que teníamos. No podíamos aguantar más".

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