El arzobispo Jesús Sanz Montes, predicador impetuoso, condujo ayer tanteando el freno de mano al leer el pregón de la Semana Santa que promueve la Junta de Hermandades y Cofradías. En sus palabras no figuraron los términos "tripartito", "Ayuntamiento" o "política municipal", y de ahí la nota reseñable de su contención con lo inmediato. Sin embargo, el mitrado no omitió una encendida apología y defensa de la Semana Santa con un doble trasfondo: uno, el contencioso de la municipalidad ovetense con las cofradías; y dos, todavía caliente, la reunión en la mañana de ayer entre Ana Taboada y Mercedes González -Somos-, y representantes de casi todas las cofradías. En esa reunión también participaron los sacerdotes Alberto Reigada y José Luis Alonso Tuñón, delegado episcopal de Piedad Popular, y la percepción de la parte católica es que la parte municipal reconocía errores y deseaba rebobinar.

En todo caso, Sanz Montes castigó a cualquier castigador de la fiesta principal de los cristianos: "Ponen a prueba nuestra paciencia y descanso y siguen provocándonos en un dale que te pego con su impostura que nos humilla por fuera y nos desgasta por dentro".

Criticó también a los que "alardeando de cuatro ideas religiosas prendidas del baúl de sus pretéritos y dicen incluso: 'Pero, después de todo, ¿no ha resucitado Cristo ya? ¿A qué vienen todas estas alharacas en las que la Iglesia se empeña cada año?'". La frase parecía un contramolde a la del edil Rubén Rosón, también de Somos, que hace un tiempo se refirió a la Semana Santa como "eso que tenéis montado desde hace dos mil años", enunciado que, a juzgar de algunos, le pesará como una losa, tal y como se indicó en la citada reunión de ayer. "Todo lo que representa el viacrucis de Cristo no es un absurdo episodio perdido en un rincón del mundo hace dos mil años", insistió Sanz.

En suma, "no tenemos un rancio complejo de estar al margen de determinadas grescas, porque no es su exceso el que nos amilana o asusta, sino su cortedad y chantaje el que con serena lucidez nos desengaña", insistió el pregonero antes de elogiar "las tres notas características de una auténtica y eclesial hermandad cofrade", a saber: "Testimonio de la fe que se hace arte procesional, formación de estos cristianos que se inscriben en una cofradía y el compromiso de la caridad".

A continuación, se refirió a las continuas matanzas de cristianos y relató la de 21 creyentes degollados por el Estado Islámico en la costa mediterránea de Libia. Ahí Sanz Montes sí descargó la mano con todas sus fuerzas y más de 90 kilos de peso: "Siguen matando más y más cada día, quemando sus iglesias, destruyendo sus casas y poblados, violando a sus mujeres y niñas..., pero no he visto a los políticos que se enzarzan en sus tribunas exhibiendo sus conquistas o vendiendo sus alternativas, contando encuestas o jugando en sus tabletas; y no he visto a los pancarteros perroflautas de barricadas financiadas donde propagan sus fracasadas revoluciones de pacotilla; y no he visto a los llamados intelectuales artistas que no cejan en mover su ceja sólo en el palco sus causas perdidas".

"Nos vemos en las procesiones", remató el arzobispo después de finalizar la lectura de su pregón.