La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La clase que sufrió al brigada Martín

Los alumnos de la promoción 1957-1961 de la Escuela de Aprendices de la Fábrica de Armas celebran su comida entre anécdotas de su etapa de estudiantes

De pie, por la izquierda, Adolfo Menéndez, Luis Ortega, José Luis López, José Ramón González, Juan José García, Mariano Vallina, Enrique Álvarez, Francisco López Rodríguez y Francisco López Fernández. Agachados, en el mismo orden, Mario Nava, Julio Cabal, José María Quesada, José Ramón Fernández y Rosendo Barroso. MIKI LÓPEZ

"¿Os acordáis del brigada Martín?", pregunta en alto Julio Cabal. "Como para no acordarse. Hubo un día que estábamos en Educación Física, alguien lo insultó, y nos tuvo corriendo durante días después de las clases. Incluso tuvimos que ir algún domingo", responde Luis Ortega. Anécdotas como esa, recuerdos y añoranzas, formaron parte ayer del menú de la comida anual de los antiguos alumnos de la Escuela de Aprendices de la Fábrica de Armas de La Vega (promoción 1957-1961), que se reunieron en un restaurante de Oviedo para celebrar su encuentro anual.

"Al principio nos juntábamos sólo cuando se cumplían aniversarios importantes, luego ya empezamos a comer juntos cada cinco años y ahora, como ya nos vamos haciendo viejos, nos reunimos anualmente para estar juntos el mayor tiempo posible", explica Cabal, que es el que se encarga de organizar el acto. Ayer acudieron a la cita catorce integrantes de aquella promoción. "Éramos 32 en clase, pero desgraciadamente hay gente que ya no está entre nosotros y otros que no pueden venir por enfermedad u otros impedimentos. No obstante solemos venir una buena representación", señala José Luis López.

Los aprendices de la fábrica de armas entraban en la escuela a los 14 años y se formaban durante cuatro para después pasar a formar parte de la plantilla de la factoría. "Íbamos todos los días por la mañana y por la tarde. Media jornada nos formábamos en diferentes disciplinas teóricas y la otra media hacíamos prácticas de taller", explica Luis Ortega. "Entre las asignaturas que estudiábamos estaba la física, las matemáticas el dibujo... Salíamos muy preparados. La escuela de aprendices fue la cantera de muchas otras fábricas de España porque de Oviedo salieron profesionales que después ocuparon puestos importantísimos en otros puntos del país", asegura Ortega, que ayer acudió a Oviedo desde La Coruña para no faltar a la cita con sus compañeros.

A todos se le quitan las ganas de reírse cuando se pone sobre la mesa el cierre de La Vega. "Es una pena en todos los sentidos, sobre todo por los puestos de trabajo que se han perdido. También es muy triste que se esté echando a perder un conjunto arquitectónico que es una auténtica joya", subraya Julio Cabal. Pero aparcado el tema, la fiesta continua y la camaradería impera. "El año que viene volveremos a estar aquí", promete Francisco López.

Compartir el artículo

stats