¿Sabía que las zanahorias no siempre fueron de color naranja? ¿Y que las hachas con las que los soldados iban a la guerra en la Edad Media se llamaban franciscas? Las zanahorias cambiaron de color en el siglo XVI en Holanda, donde a través de cruces de especies consiguieron darle el naranja de la casa reinante de Orange; los soldados francos popularizaron el uso del hacha en las batallas cuerpo a cuerpo y por ellos se las llamaba franciscas. Esas y muchas otras cosas descubrirá quien se acerque este fin de semana a los campamentos prerrománicos organizados por la Asociación La Guardia-Recreación Histórica y el Centro de Interpretación del Prerrománico en el Naranco, en los que, a través de charlas, talleres y exhibiciones, muestran cómo era la vida cotidiana en la Asturias del siglo IX.

Ayer por la mañana, en la explanada del Centro del Prerrománico, Carolina Sicilia y Nieves Rico -la presidenta de la Asociación La Guardia- preparaban unas albóndigas de carne de ternera, con huevo y aderezadas con sal, tomillo y cilantro. Mientras, Pelayo Mejido y Miguel González combatían con sus escudos y sus hachas. Así debía ser, poco más o menos, la vida en la Edad Media: las mujeres cuidaban de los quehaceres diarios y los hombres guerreaban.

Las actividades que el campamento prerrománico ofrece desde ayer, y durante hoy y mañana, cubren esos dos ámbitos. Hoy, a partir de las doce de la mañana, hay un coloquio sobre la evolución del armamento y clases de esgrima, para niños y adultos, a cargo de la Escuela Asturiana de Esgrima Antigua. Para mañana han preparado un juego de compras, con productos comunes en la época, y un taller de fabricación de pulseras.

La presidenta de la Asociación La Guardia, envuelta en su túnica y con la cabeza cubierta, explicaba ayer que su "objetivo es acercar la historia a la gente de manera amena, en los aspectos fundamentales de la vida cotidiana". Su compañera, Nieves Rico, enseñaba entretanto los bordados en su ropa, de paño de lana, copiados de los motivos decorativos de San Miguel de Lillo. Las armas de Pelayo Mejido y Miguel González son de fabricación propia, réplicas exactas de las del siglo IX, y como ellas el resto de los objetos utilizados en las recreaciones. Tras ellas, comenta Carolina Sicilia, hay mucha investigación previa.

El buen tiempo acompañó durante la mañana de ayer y todas las actividades -algunas de pago y otras gratuitas- se desarrollaron al aire libre. Si hoy o mañana lloviera, se trasladarían a los espacios cubiertos del Centro del Prerrománico. "Si te interesa la historia esto es mucho más divertido que sentarse a leer un libro. Es como en las películas", opinaba ayer Omar Martínez, de Lugones, una de las muchas personas que por la mañana se dejaron caer por el Naranco.