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MANUEL DE LA VEGA ZUAZUA | Autor de "Aquellas gentes del barrio"

"Los niños de Santo Domingo subíamos a los árboles y jugábamos con lagartijas"

"El parque del Campillín estaba lleno de casas derruidas durante la guerra, donde buscábamos chatarra para venderla"

Manuel de la Vega, con su libro, ayer, en LA NUEVA ESPAÑA. LUISMA MURIAS

"Aquellas gentes del barrio" es el título del libro escrito por Manuel de la Vega Zuazua que se presenta hoy, a las 20 horas, en el Club de Campo del Centro Asturiano. El autor, joyero de profesión, hace un recorrido nostálgico por el barrio de Santo Domingo, en el que nació hace setenta y cuatro años.

-¿Qué le animó a escribir este libro de vivencias?

-Desde hace veinticinco años nos reunimos los más antiguos del barrio para hablar de Santo Domingo. Pensé que cada uno podía aportar sus vivencias para hacer un libro, pero como no se animaban lo hice en solitario.

-Y comenzó con...

-Una anécdota con "Ana la churrera"; una chiquilla que un día llegó a las fiestas del barrio y nos dejó asombrados a todos los críos. Como era guapa y simpática los mayores pronto se interesaron por ella, pero yo conseguí conquistarla. Después me fueron saliendo otros recuerdos de aquella época y muchas anécdotas.

-Cuente, cuente.

-Había un chatarrero muy famoso, Garby, al que los chavales vendíamos la chatarra que encontrábamos en el Campillín, parque que la guerra había dejado lleno de casas derruidas. Era un personaje entrañable que siempre trataba muy bien a los chiquillos y nosotros lo apreciábamos mucho. Después fueron aparecieron otros personajes que rescato para que su memoria no se pierda.

-Pero los protagonistas de su libro son tres amigos.

-Uno soy yo, y los otros dos, imaginarios, pero sólo a medias. Cada uno tiene algo de otros con los que compartí vivencias en aquella época maravillosa pese a las muchas carencias que había. Pero fuimos felices.

-¿Cómo era su barrio y las gentes de entonces?

-Para empezar, lo que ahora es el parque del Campillín era un lugar lleno de casas derruidas durante la Guerra Civil; igual que por la parte de arriba, la de Arzobispo Guisasola, donde se empezaba a construir el Bloque Rosa.

-¿Qué hacían los críos para entretenerse?

-Disfrutar de los prados jugando a infinidad de cosas desde subir a los árboles, entretenernos con los grillos, lagartijas y sacaveras, hasta hacer instrumentos de música con pequeñas ramas de madera.

-Hasta que llegó el Cine Asturias, en el Postigo Alto.

-Para nosotros fue toda una revolución. Por algo más de una peseta podíamos ver una película, aunque nunca de estreno, y aprovechábamos también para cortejar. Recuerdo las de Tarzán y Fu Manchú. ¡Qué tiempos aquellos!

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