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Oviedo acelera el mito de la Vespa

"Esta moto es carismática y no morirá jamás", afirman los amantes de la marca con motivo del 70.º aniversario de la salida al mercado de su primer modelo

Por la izquierda, Pelayo Díaz, Juan Pintado, Marco Pintado, Pedro Caicoya y Alberto González, en las inmediaciones de la losa de Renfe. Irma Collín

Pocas veces se puede presumir de cumplir 70 añazos luciendo una envidiable juventud. Tal día como hoy, en el año 1946, salió al mercado la Vespa 98, el primer modelo de una moto que sigue enamorando a pesar del paso del tiempo gracias a un diseño sencillo, urbano, ergonómico y capaz de convertirse en un icono cultural para muchas generaciones. "No hay día que salgas con la moto y no se te acerque alguien para decirte que tuvo una Vespa cuando era joven y para contarte todos los buenos recuerdos que le vienen a la cabeza cuando te ve subido en la tuya. Esta moto es carismática, ha gustado siempre y no morirá jamás", asegura Marco Pintado, el presidente del Clandestino Scooter Club (CSC), un colectivo de treintañeros que sirve como ejemplo para reflejar la pasión que existe por la Vespa en Oviedo.

Nadie sabe con certeza por qué el dueño de la empresa Piaggio, el italiano Enrico Piaggio, decidió ponerle el nombre de Vespa a la moto diseñada por el ingeniero aeronáutico Corradino D'Ascanio. Cuenta la leyenda que al ver dibujado el prototipo sentenció: "Bella, sembra una vespa", que en castellano significa "hermosa, parece una avispa". Así habría nacido la Vespa, bautizada con un nombre que le va al pelo, pues alude a un insecto, independiente, ágil, con la parte trasera más gruesa que la delantera y un manillar que con algo de imaginación puede asemejarse a las antenas. "La estética de la Vespa es una pasada. Si la tienes un poco cuidada todo el mundo te mira en los semáforos", señala José Ramón García, más conocido como Mon, propietario de una DN 200 del año 1981.

El año de fabricación es importante para los amantes de la Vespa. Cuanto más antigua mejor. "Si muchos paisanos supiesen lo que vale la moto que tienen debajo del hórreo alucinarían", asegura Jorge Martín, que tiene un modelo Primavera de 1978.

La primera Vespa fabricada en España salió a la calle en Madrid en el año 1953, pero anteriormente ya había empresas que se dedicaban a importarlas desde Italia. Los modelos más apreciados actualmente son los que tienen el cambio de marchas en el manillar izquierdo, un mecanismo que se gira mientras se empuja la palanca de embrague para aumentar o disminuir la velocidad. Los motores de estos clásicos son de dos tiempos. "Todos los scooters que hay actualmente en el mercado son hijos de la Vespa de alguna u otra forma, aunque ninguno le llega ni a la suela de los zapatos", explica Sergio Cuesta, otro de los miembros del CSC, que recorre las calles de Oviedo con su Vespa Cosa de 1991.

También existen Vespas de cuatro tiempos y automáticas, aunque no les hacen mucha gracia a los puristas. "A nosotros las automáticas no nos interesan. La esencia de esta moto es el cambio manual en el puño , es una de las cosas que la hace especial", subraya Juan Pintado, que tiene un modelo TX del año 1989 y al igual que el resto de personas que aparecen en este reportaje también es integrante del club ovetense. "Hay que dejar una cosa clara: somos ´scooteristas´, no moteros", recalca.

Las modificaciones son otro de los vicios de los propietarios de la "avispa". Las mejoras estéticas y los cambios de piezas para aumentar la potencia o la estabilidad de la moto pueden llegar a suponer un dineral. "Si no le pones nada te puedes encontrar una Vespa relativamente barata, pero como empieces a modificarla te acabas gastando una pasta. Hay talleres que se dedican exclusivamente a ella. Sólo que te la pinte alguien de prestigio puede costarte 1.500 euros", asegura Pelayo Díaz, que tiene una 150 S de 1964. Una Vespa antigua "de los años 60" del siglo pasado y "restaurada y modificada" supera con creces "los 6.000 euros", añade Alberto González.

Pero por encima de todo, la Vespa es una forma de vida para los miembros del CSC. "No se trata sólo de tener una moto, la Vespa, al menos en nuestro caso, fomenta la camaradería, la amistad y en ocasiones la aventura", asegura Sergio Cuesta. Los integrantes del colectivo suelen reunirse los viernes para salir a rodar. "No tenemos rutas establecidas. Asturias está llena de sitios a los que se puede ir en moto, eso sí, siempre por carreteras secundarias, que es por donde más se disfruta de las Vespas", afirma Marco Pintado. Los destinos pueden ser "Noreña, Mieres, Langreo, Grado...", nunca está decidido de antemano. Lo que sí está claro es que, sea donde sea, nunca falta una buena comida. "Nos gusta sentarnos a la mesa para compartir nuestras cosas, hablar de la semana... comer con los colegas siempre está bien", explica Jorge Martín.

Pero el CSC no sólo rueda por Asturias. Una vez al año organizan un viaje largo. "En una ocasión cogimos el ferry en Gijón y fuimos hasta Nantes para venir en moto desde allí", explica Pedro Caicoya. Uno de los pocos inconvenientes que tiene contar con una Vespa clásica es que las averías también suelen ser compañeras de fatigas.

"En un viaje largo hay que parar alguna vez segurísimo, pero los que tenemos Vespas estamos obligados a tener unos conocimientos mínimos de mecánica. Normalmente no son cosas graves, pero hay que sacar las herramientas. Los viajes en Vespa son para valientes", bromea Caicoya. El colectivo ovetense también ha rodado a puntos de España como Madrid, Guadalajara, León, Villagarcía de Arosa o a Sevilla, donde estuvieron el año pasado. "Salir en Vespa es otra manera de viajar. No se trata de llegar rápido, lo que nos gusta es disfrutar del viaje y de la moto en compañía del grupo", recalca Sergio Cuesta.

A lo largo de su historia, la Vespa siempre ha estado ligada a algunas tribus urbanas, especialmente a los Mods, el movimiento juvenil que nació en Londres a finales de la década de 1950. La película británica "Quadrophenia" (1979) -basada en la ópera rock del grupo The Who que lleva el mismo título- contribuyó al redescubrimiento en España de la cultura mod, que tuvo su repercusión en la "movida madrileña y aún pervive a día de hoy. "No nos consideramos mods, sus motos tienen más espejos, más hierros... Además, te pueden gustar las Vespas y no haberte puesto una parka en la vida, o al revés", explica José Ramón García haciendo referencia a la prenda de vestir que usan los mods como seña de identidad. No obstante, a los miembros del Clandestino Scooter Club de Oviedo les gusta la música "de garaje y de los 60", escuchan a grupos como "The Kinks", "The Jam", "The Who" o "Spitfires", entre otros. "Sobre todo nos mola la música en vinilo", añade Juan Pintado, en la sede del club ovetense, que está llena de motos a medio reparar.

Los miembros del CSC son un claro ejemplo de que la cultura Vespa sigue viva a pesar del paso del tiempo. "Lo ´retro´ cada vez está más de moda. La gente se mueve por donde sea para conseguir una moto lo más antigua posible y para restaurarla de modo que quede bonita. No hay que preocuparse porque no va a ser ni mucho menos el último cumpleaños que celebren las Vespas", subraya Pelayo Díaz.

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