No deja de maravillarme la cantidad de libros que proponen soluciones, caminos, itinerarios de vida, para llegar a quién sabe dónde. Ya sea por interés profesional, por curiosidad o por necesidad de encontrar la receta perfecta a nuestras dificultades, quien más y quien menos, hemos acudido a esas estanterías de las librerías en donde, bajo la expresión "auto ayuda", rebuscamos para hallar el secreto de la felicidad.
Somos productos de un sistema educativo que exige completar unos conocimientos que se nos presentan acabados. Queremos conocer la teoría y los ejercicios para ponerla en práctica. Es el esquema conocido para la formación académica pero, qué ocurre cuando lo trasladamos a nuestro propio desarrollo psicoafectivo.
¿Cuántos libros has comprado ya sobre la dependencia emocional?, ¿cuántos sobre las claves de la felicidad, del éxito?
Es cierto que, frente a un problema, puede ayudarnos la perspectiva de otro que "sabe de ello". Nos permitirá sentir que no es tan raro lo que nos pasa. Aprenderemos a nombrar lo que nos sucede. Encontraremos consejos al uso y alguna que otra solución extravagante. Pero ¿quién vivirá tu vida?
En muchos de estos libros nos dicen que si siempre hacemos lo mismo, llegaremos al mismo sitio y nos animan: ¡haz algo nuevo! El problema es que esa novedad, en algunos libros, se concreta en seguir las pautas que se prescriben.
Pues bien. Si ya has comprado unos cuantos libros de "auto ayuda" sobre un tema recurrente en tu vida, es el momento de hacer algo distinto: ¡no compres más y empieza a vivir!
Deja de buscar fuera y busca dentro. Somos seres dinámicos, en constante cambio, en proceso. La vida se expresa a través de nosotros y nos trae oportunidades en cada momento, ¿por qué no las reconocemos?
Podemos vivir asentados en una desconfianza básica en la vida, Así cerramos los ojos a las señales que nos va dando. También podemos percibirnos inadecuados, insuficientes, incompletos, olvidando que la diversidad no es imperfección sino riqueza.
Además, podemos estar excesivamente condicionados a la aprobación de los demás por lo que excluimos intuiciones que nos parecen poco convencionales.
Podemos limitar la búsqueda a caminos ya recorridos, por nosotros mismos o por otros, olvidando que la vida es una aventura que requiere valentía. Podemos olvidar que los grandes descubrimientos de la humanidad han sido fruto de la búsqueda y de la casualidad.
Pensamos que nada se logra sin esfuerzo, sin exigencia, sin darnos cuenta de que, de este modo, nuestro compañero de viaje será la culpa y el agotamiento. Y podemos olvidar que, reducir la búsqueda a un único resultado, nos traerá frustraciones.
Por eso, abre los ojos, eres suficiente, busca en lo distinto, atrévete, sé compasivo, entrégate a la búsqueda, lo que tenga que llegar llegará. Escribe el libro de tu vida. Cada mañana despierta y respira.
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