Hace unos meses, de la mano de los profesores de la Universidad de Oviedo, Manuel Gutiérrez Claverol (Geología), y Tomás Emilio Díaz González (Biología), tuve la oportunidad de realizar una visita guiada a la sierra del Naranco. Con ella, el concepto de dicho entorno cambió totalmente para mí. Y no es que no supiera nada de La Cuesta, que algo, dicho sin presunción, si sé. Lo que ocurre es que cuando el reconocimiento de un terreno amplía la visión a millones de años, y, además, te explican el cómo y el por qué de las formaciones geológicas y su íntima relación con el mundo vegetal, el enfoque se multiplica, concentra y complementa. Se enriquece la panorámica y comprendes mejor lo que tienes a la vista.

Pues ahora (rogando una mañana radiante de sol) espero con impaciencia que llegue la hora para efectuar otra visita a Oviedo, en este caso organizada y guiada por el departamento de Geología de la Universidad de Oviedo y coordinada por la Sociedad Geológica de España. Rosana Menéndez, Mª José Domínguez, Vicente Gómez, Mª Ángeles Fernández, Javier Sanz, Araceli Rojo, Javier Alonso, Luis Valdeón, Manuel Claverol y Carlos Aramburu, serán los encargados de abrir las puertas a un campo en el que confieso ser, como en tantos otros, un profundo analfabeto.

Cada una de las personas citadas anteriormente se van a situar en lugares estratégicos de la ciudad: Catedral, San Tirso, Corrada del Obispo, plaza de Feijoo, calle del Águila, Casa de La Rúa, plaza de Porlier y plaza de la Escandalera con el fin de describir a los participantes del recorrido los diferentes tipos de piedra que se han utilizado, a través de los siglos, para la construcción de los edificios más notables de Vetusta.

Confieso que tengo el privilegio de, a menudo, recorrer el callejero ovetense en compañía de mi querido amigo Manuel Claverol -entre sus muchas publicaciones destaca "Canteras históricas de Oviedo. Aportación al patrimonio arquitectónico"-, que por donde quiera que paseamos me explica el cómo y el por qué de aquellos sillares; qué razón existe para que las piedras de aquella fachada estén deterioradas y qué se puede hacer para conservarlas. O algo que hasta que no te lo explican te suena a chino: ¿Con qué piedras está construido el Oviedo Redondo? O la pregunta del millón ¿de qué cantera proceden? Fachadas, columnas, dinteles, medallones, bóvedas, jambas, sillares, sillarejos, torres?; piedra caliza extraída de Postigo y Laspra en el siglo XIII; de Piedramuelle en el XIV; de Lavapiés, La Vega, Lila y Caveda en el XV; de Colloto, La Granda, Pangrande y El Fresno en el XVI?; hasta en el XX lo han sido, pasando, entre otras, por las de Santa Susana, Rosal, Foncalada, Campo de los Patos, Fitoria, Montecerrao, Quintana, Cerdeño, Buenavista, Abuli y Peña el Fuelle. Lugares tan cercanos que casi no crees que alguna vez hayan sido perforados para construir el Oviedo histórico, porque en la actualidad tan solo divisas edificaciones y vías urbanas.

Usted, al igual que un servidor, se habrá preguntado la razón para que exista un Oviedo amarillo, otro gris y otro polícromo. Y puestos a interrogar ¿por qué en la Sancta Ovetensis hay piedras en perfecto estado de conservación y otras ennegrecidas y erosionadas? Y las losas de la plaza de la Catedral u otra cualquiera ¿de qué cantera proceden? Y aquello blanco que pisamos, ¿de qué fósil se trata?

Como ellos mismos dicen "esta jornada pretende acercar al ciudadano a alguno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Oviedo desde la perspectiva histórica del uso de la piedra natural como un material de construcción, en plena transformación".

Ya saben, no desaprovechen la oportunidad de mejor comprender el lugar en que vivimos. Este domingo, entre las 9.30 y las 10.00 horas, vayan a la plaza de Alfonso II el Casto y, en compañía de experimentados guías, reconozcan mejor las piedras de los monumentos de Oviedo. Además, es gratis.