Elena FERNÁNDEZ-PELLO

Golpeando el suelo con los skates en señal de duelo despidieron ayer a Jernest, Ernesto Fernández Rey, sus amigos de La Iglesia Skate, el templo desacralizado de Llanera transformado por este joven en punto de encuentro de los amantes de este deporte. El funeral por el ovetense de 36 años, fallecido el pasado jueves súbitamente en su domicilio a causa de un infarto, se celebró en la basílica de San Juan el Real y congregó en su entorno a decenas de skaters y moteros -un colectivo del que también formaba parte- desolados, al igual que su familia y sus allegados.

A las puertas de la iglesia se sucedieron las escenas de dolor y a la entrada y salida del féretro, que cargaron su novia, Isabel Iglesias, y sus compañeros de La Iglesia Skate, hubo aplausos y rugieron las motos.

"Nos queda el recuerdo de los inolvidables momentos vividos con él, de los sueños compartidos que logramos cumplir juntos, y de su eterna sonrisa escondida detrás de su barba", afirman los miembros de La Iglesia Skate. "Seguiremos luchando cada día por seguir cumpliendo tus sueños amigo", prometen quienes le acompañaron en la aventura de convertir la iglesia de Santa Bárbara, en Llanera, en una referencia mundial en el mundo del skate, con su decoración grafitera, sus vidrieras y sus rampas.

Sobre el féretro, a los pies del altar mayor, la novia de Jernest dejó su chaleco, que hasta entonces había llevado puesto ella. La familia ocupó los primeros bancos de la iglesia y en un lateral se colocaron los miembros de "Church Brigade", el grupo de skate del que el formaba parte.

El funeral fue oficiado por el vicario parroquial de San Juan El Real, José Manuel Viña, que reconoció en su homilía que "ante la muerte de una persona tan joven las palabras no sirven".

Ernesto Fernández Rey también era propietario de un estudio de interiorismo y mobiliario.