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Sírvase sano

Cachopo y fabada, por separado, al mediodía y no muy a menudo

La nutricionista Susana Sánchez considera "más sana" la oferta del mar

Susana Sánchez. lne

Comida y salud siempre van de la mano, y en las fechas veraniegas abundan las comidas copiosas y los hábitos alimenticios cambian. Así, los platos del debate gastronómico regional, con mayor presencia en estos eventos, pueden trastocar el equilibrio de la dieta habitual del resto del año.

"Dentro de una dieta equilibrada, no hay problema por comer fabada o cachopo de manera puntual", advierte la nutricionista Susana Sánchez, que posee clínicas en Oviedo, Mieres y Grado. Según el criterio de esta profesional, el consumo demasiado frecuente de ambos productos no tiene cabida en una dieta equilibrada, pero su ingesta esporádica, "una vez al mes", no interfiere en una vida saludable. "El problema es que son dos platos fuertes, con un exceso de hidratos de carbono y de grasas", indica Sánchez. Por ello, insiste en que no es recomendable comer cachopo y fabada de manera diaria o semanal.

"La fabada es un plato muy completo, tiene de todo: hidratos, grasas y proteínas", comenta la especialista. Por ello, la considera como un plato único, acompañado de su correspondiente compango, aunque no descarta añadir otra guarnición: "La legumbre se puede combinar perfectamente con una ensalada, algo más fresco".

Por otro lado, el cachopo también se puede interpretar como un plato único en sí mismo. "Tiene carne roja, jamón y queso, todo ello rebozado y frito en aceite", apunta. De hecho, según sus palabras, los nutricionistas generalmente recomiendan consumir ese tipo de carne cada quince días. Además, la experta aconseja evitar las patatas fritas como acompañamiento y de nuevo propone una ensalada como alternativa. "Suprimir la ración de pan también es recomendable", añade.

En cuanto a los menús que ofrecen una combinación de ambos productos culinarios, la nutricionista los desaconseja completamente. "Son como dos segundos platos, lo más sano es escoger entre uno u otro", comenta. Susana Sánchez considera que lo más adecuado es consumir fabada o cachopo siempre a mediodía y nunca para cenar, para evitar así digestiones pesadas por la noche. "Una cena ligera ese día sirve para compensar", añade. El tamaño de la ración es otro de los peligros de estos manjares. "La tradición gastronómica no está reñida con una dieta sana y equilibrada, siempre que se lleve con moderación", apunta.

Fuera de estos productos estrella, la oferta culinaria regional incluye alternativas más sanas. "La oferta del mar es la mejor opción: calamares, mejillones, pulpo o pescado son más adecuados dentro de un menú equilibrado", indica la nutricionista. En el epígrafe de las carnes, no sólo se tiene que recurrir al cachopo. "La ternera asturiana es una gran carne, y hecha a la plancha es más saludable", apunta Sánchez. En la comida de cuchara, el pote, por su contenido de verduras y hortalizas, también es una opción más sana, "siempre que se cocine sin grasa, cociendo el compango aparte", advierte.

Por último, la nutricionista propone a los turistas un postre de lo más saludable y asequible a todas las economías: "combinar la ingesta con un paseo por las ciudades y los paisajes asturianos para compensar".

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