"Los únicos barracones que queremos en La Corredoria son los de los obreros, cuando se pongan a construir todo lo que hay pendiente". La comunidad educativa del colegio Corredoria I, el más antiguo del barrio, trasladó ayer las aulas de los escolares de cinco años desde los barracones en los que estudian hasta la sede de la Consejería de Educación. Están molestos con el titular del área, Genaro Alonso, porque, según su versión, les informó que los niños de Infantil de 5 años solamente estarían en estas instalaciones de forma provisional durante un curso. Sin embargo, el nuevo curso ha comenzado y la situación no ha cambiado. En la protesta de ayer ante la Consejería, en la Plaza de España estaban padres, alumnos y también docentes del centro.

"La administración se comprometió a llevar a cabo las obras correspondientes para ampliar el aulario durante el curso pasado. Una vez más, la Consejería de Educación no ha cumplido las promesas: las obras de ampliación tendrían que estar finalizadas y el alumnado iniciar sus clases este curso en las nuevas instalaciones", aseguró Yolanda Iglesias, portavoz de las familias afectadas por la escolarización en barracones.

Además, los padres se quejan de que estas infraestructuras no cumplen los requisitos mínimos exigidos por ley para impartir enseñanzas de educación infantil. "No llegan a 40 metros cuadrados, los grupos son de 23 niños más el docente y la temperatura oscila entre los 12 y los 27 grados", aseguran.

Además, se da la circunstancia de que en estos barracones estudia un niño de cinco años con una discapacidad motora, Unai Suárez Fariñas. "Tienen una colchoneta en el suelo y ahí le cambian el pañal", se quejaba ayer su madre, Iberia Fariñas. "Si coge fiebre le dan ataques epilépticos, en invierno no lo voy a llevar al colegio", aseguró, preocupada por el bienestar del pequeño, que ayer acudió a la protesta con sus compañeros de clase, algunos ataviados con mandilones rotulados con un contundente "¡No queremos barracones!".

Los afectados exigen una reunión con el consejero de Educación para buscar soluciones. "Solo son dos clases, no debe ser complicado encontrar una solución", dicen. Entre sus propuestas, sacar la biblioteca a las casetas y llevar a los niños al interior del colegio.