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Síntomas del trastorno por déficit de atención con TDAH (II)

A los niños que padecen este problema se les suele describir como despistados, desordenados y olvidadizos

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Los síntomas nucleares del TDAH son el déficit de atención, la hiperactividad y la impulsividad. Con frecuencia, al niño con déficit de atención suelen describirle como despistado, desordenado y olvidadizo, dado a extraviar sus objetos y frecuentemente ensimismado "como en su mundo", un niño que parece no escuchar cuando se le habla.

Suele tener dificultades para mantener la atención de manera prolongada y para planificar sus tareas cotidianas. Se distrae ante cualquier estímulo. El niño con hiperactividad e impulsividad también suele ser descrito como un pequeño con un nivel de actividad motora elevado, que mueve frecuentemente manos y pies, con dificultades para mantenerse sentado "como si tuviera un motor por dentro"; impaciente, impulsivo, y que suele hablar mucho, interrumpiendo conversaciones o contestando antes de que terminen de hacerle la pregunta.

En función del predominio de unos u otros síntomas, existen tres subtipos de TDAH: con predominio del subtipo hiperactivo/impulsivo, con predominio del subtipo inatento o con una mezcla de los dos anteriores. Este último subtipo, que se denomina combinado, es, con diferencia, el más frecuente de los tres.

Lo habitual es que el TDAH presente otros trastornos comórbidos (junto a la sintomatología propia del TDAH aparecen síntomas de otros trastornos). Dentro de éstos, los más frecuentes son los trastornos de conducta: ansiedad, tics y problemas de aprendizaje. No es infrecuente que todo esto, junto a las dificultades que estos niños presentan en su funcionamiento familiar, personal o escolar, afecte a su autoestima. Por ello, el TDAH ha de considerarse como un trastorno que puede afectar de forma general al niño y no sólo como un trastorno que afecte a su aprendizaje.

El diagnóstico del TDAH es fundamentalmente clínico y debe basarse en una completa historia clínica, que debe recoger la información del mayor número posible de fuentes fiables: el propio niño, los padres, otros familiares, profesores y en general, cuantas personas tengan un estrecho contacto con el niño. Además de los síntomas propios del TDAH, deben evaluarse otras condiciones que puedan ser relevantes para el diagnóstico y el tratamiento de este trastorno.

Entre ellos están los problemas médicos o neurológicos, uso de fármacos, trastornos psiquiátricos, problemas familiares y psicosociales, y posibles alteraciones del lenguaje y también del proceso de aprendizaje.

El tratamiento del TDAH incluye cuatro pilares básicos: psicoeducación, apoyo y orientación familiar; tratamiento psicopedagógico; tratamiento farmacológico e intervención psicológica sobre el niño.

El tratamiento ideal debería incluir estos cuatro aspectos con las lógicas adecuaciones individuales en función del perfil clínico de cada niño. Es importante determinar la presencia de otras alteraciones psiquiátricas, del comportamiento o del aprendizaje. Al ser un trastorno que se inicia en la etapa infantil, el tratamiento debe abarcar tanto el ámbito familiar como el educativo.

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