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Montecerrao

El "milpiés" invade Montecerrao

Los vecinos aseguran que la suciedad acumulada en los solares vacíos por la crisis del ladrillo ha propiciado "una plaga" de gusanos "que suben a las terrazas"

Suciedad en otro de los solares.

Tienen una longitud aproximada de cuatro centímetros, una cabeza con dos pequeñas antenas y un tronco soportado por una hilera de pequeñas patas que les sirven para desplazarse y trepar hasta los lugares más inaccesibles. Se trata de los diplópodos, unos gusanos más conocidos como "milpiés" que se han hecho fuertes en el barrio de Montecerrao. "Están por todos los lados, llegan hasta las terrazas de las casas y se meten en las parcelas de los chalés que hay por la zona. Son una plaga", asegura Ramón del Fresno, el presidente de la asociación de vecinos del barrio, que ya ha recibido "infinidad de quejas a causa de la invasión de gusanos" por parte de los residentes de Montecerrao.

La proliferación de los gusanos es tal que algunos vecinos ya se han puesto en contacto con empresas especializadas en el control de plagas. El responsable de una de ellas, Santiago García, asegura que el principal foco de "milpiés" se encuentra en los solares que se han quedado vacíos a consecuencia de la crisis del ladrillo. "Son lugares en los que suelen producirse encharcamientos, en los que hay mucha humedad y ese terreno es propicio para ellos. Además necesitan calor y este verano también ha venido bastante buen tiempo, otro de los factores que puede influir", señala.

Por otro lado, este tipo de miriápodos usan sus patas para escarbar entre las hojas caídas y remover el suelo, en busca de plantas blandas o en descomposición, de las que se alimentan. "Hay vecinos que están utilizando herbicidas para acabar con las malas hierbas y este tipo de gusanos se las comen", explica Santiago García. Según señala el experto, "la solución pasa por limpiar los solares, por segar y por retirar de escombros y otras suciedades". Además, "en casos que ya sean extremos se pueden utilizar productos biocidas para acabar con ellos, rodear las parcelas con estas sustancias para matarlos", añade.

A diferencia de los ciempiés (quilópodos), los "milpiés" carecen de aparato inoculador de veneno, pero muchos tienen una hilera de glándulas en los costados que segregan sustancias químicas pestilentes e irritantes cuando son molestados. "Pueden producir erupciones en la piel humana, pero el peligro no va más allá", tranquilizan los expertos. No obstante, los vecinos exigen al Ayuntamiento que haga lo necesario para que los propietarios de los solares realicen labores de limpieza.

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