Un conductor en estado de embriaguez se llevó por delante en la madrugada de ayer una de las vallas de hierro forjado que separan la calle Uría del Campo San Francisco, concretamente la parte del cierre que está situada en la esquina con la calle Marqués de Santa Cruz, junto al Escorialín. Según explicaron ayer fuentes de la Policía Local, el hombre llevaba en el coche a otras dos personas en el momento del accidente, pero ninguno de los ocupantes del vehículo sufrió heridas ni tuvo que ser atendido por los servicios sanitarios.

Las mismas fuentes afirman que el conductor y los dos ocupantes del vehículo fueron localizados por los agentes poco después del siniestro -que se produjo alrededor de las seis menos diez de la madrugada- en el parking de la Escandalera. Según las primeras pesquisas, el hombre habría logrado arrancar el coche y pudo meterlo en el aparcamiento, aunque a última hora de ayer aún no se había podido confirmar si lo hizo para no entorpecer la circulación o para tratar de evadir las responsabilidades al saber que se había tomado unas copas de más.

Lo que sí trascendió es que fueron los propios trabajadores del aparcamiento los que dieron la voz de alarma y avisaron a la Policía al ver que entraba un coche con importantes daños en su carrocería. Los empleados del parking, según explicaron ayer fuentes conocedoras de lo ocurrido, sabían que se había producido el accidente y que el vehículo implicado, un Peugeot 307, era el mismo que después acabó aparcado en la Escandalera con evidentes señales que lo delataban.

Una vez localizados los ocupantes del vehículo siniestrado, los agentes de la Policía Local de Oviedo le hicieron la prueba de alcoholemia al conductor, que arrojó un resultado positivo y por encima de los límites establecidos por la normativa. La tasa de alcohol del hombre -que responde a las iniciales J. L. G. D.- tampoco había trascendido al cierre de esta edición.

El vehículo impactó contra la valla cuando circulaba por la calle Marqués de Santa Cruz en dirección al entronque con Uría. Por causas que se desconocen -aunque todo apunta a que fue la ingesta de alcohol la que provocó el suceso- el coche atravesó el carril contrario y se empotró contra el cierre destrozándolo por completo. En tarde de ayer aún permanecían en la acera algunos restos del accidente y los fluidos que perdió el coche tras el fuerte impacto.