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Un joven melómano para salvar la gala

Javier Labrada, convencido de que "la ópera no es de derechas", suma más de 1.600 apoyos en dos días en una campaña para mantener los Premios Líricos

Javier Labrada, ayer, sosteniendo una pantalla con su petición en internet. LUISMA MURIAS

Javier Labrada (Oviedo, 1996) tiene veinte años, cara de póker y dos grandes pasiones. La primera, arrastrada desde pequeño, le lleva ahora a estudiar Marina Civil en Gijón. Le gustaban los barcos y quería viajar y ver mundo como otros sueñan con ser astronautas. A la segunda llegó tarde pero con ganas. De padre melómano y con grado superior de piano, el hijo realizó algunos estudios en la escuela de música de pequeño y un día, ya con dieciséis años, se volvió a preguntar si le gustaría todo aquello. "La flauta mágica" de Mozart en YouTube hizo renacer su pasión. Descubrió que le gustaba muchísimo, su afición por la lectura le metió de lleno en la Ópera y los descuentos y entradas del último minuto de la temporada de Oviedo hicieron el resto. En cinco años, siguió con la sinfónica y se aficionó tanto que "en un alarde de frikismo", dice, empezó también a escribir en revistas especializadas. Tanta es su pasión, que ante la supresión de los Premios Líricos se le ocurrió lanzar una recogida de firmas en apoyo de la gala a través del sitio Change.org. En dos días ya tiene más de 1.600 firmas.

Labrada, fiel representante de una nueva generación melómana, saca conclusiones rápidas: "Que haya tanta gente que firme en un medio como internet, demuestra que la lírica es algo vivo, que no es sólo el monóculo y el abrigo de pieles". El joven estudiante de Marina Civil sigue: "El problema es que creo que se retiran más por los prejuicios de pensar que la lírica es de derechas que por los recortes, porque he mirado las cifras de los presupuestos y con 107 millones de ingresos al lado de los 260.000 euros que costaba la gala no me parece justificable. Algunos dicen que es por culpa de que hay que pagar las deudas del Calatrava y de Villa Magdalena, pero lo triste es que paga, como siempre, la cultura".

Labrada está contento con la primera respuesta que está teniendo su iniciativa y sueña, a sabiendas de que es casi imposible, con una rectificación por parte del equipo de Gobierno. Admite que entre el montón de comentarios y firmas que acumula su petición hay muchos contra Podemos y el tripartito, pero, precisamente, él quiere otra cosa. "Soy consciente de que si en el nombre de la petición, en vez de poner 'Firma por la continuidad de los Premios Líricos Teatro Campoamor', hubiera puesto algo de 'firma contra el tripartito...", podría conseguir más firmas, pero quería desvincular la música de lo que es la política. Porque dos personas de dos ideologías totalmente opuestas, se pueden sentar en un teatro, en una butaca al lado de la otra, y disfrutar los dos de la misma obra. Lo de la música y la política es absurdo, como lo de los que relacionan a Wagner con Hitler".

Labrada fue a las dos últimas galas y también en esto tiene las ideas muy claras. Para él, el efecto sobre Oviedo de los Premios Líricos "Teatro Campoamor", es claro y positivo, en primer lugar, porque al ser entradas gratuitas es una forma de atraer a la lírica a gente de todo tipo; en segundo lugar, sostiene, por los beneficios económicos en la ciudad, la gente contratada para la gala, los técnicos... Y en último lugar la ayuda a la lírica en general que supone, para potenciar la carrera de los cantantes que están empezando.

Por último, Labrada considera que los premios estaban consolidados y que el prestigio no se logra de un día para otro. "Es verdad que si es posible deberían autofinanciarse, pero lo que no puede ser es que primero se lo den todo y ahora se lo quiten". Él "no es de protestar" y en los exámenes se conforma con la nota. Pero esta vez le gustaría "que se ejerciera toda la presión posible para que el Ayuntamiento se dé cuenta de lo que ha hecho".

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