Tras la tormenta desatada por la supresión de los Premios Líricos, el área musical del Ayuntamiento de Oviedo vuelve a protagonizar la agenda política municipal, con amenaza de crisis. Los 3,4 millones de euros que la Fundación Municipal de Cultura iba a destinar para los gastos de la Orquesta Oviedo Filarmonía y para la banda municipal acaban de quedar en el aire. Técnicos municipales han alertado al equipo de Gobierno sobre la dudosa legalidad de estas ayudas. El problema es que tanto la orquesta como la banda están integradas en una entidad privada, la Fundación Musical Ciudad de Oviedo, y tanto la ley 40/2015 de Régimen Jurídico del Sector Público como la ley 7/1985 de Bases de Régimen Local no contemplan la existencia de fundaciones privadas como posible forma de gestión directa de los servicios municipales, como es este caso.
Con la ley en la mano, cualquier fundación privada cuyos fondos provengan en más de un cincuenta por ciento de la administración pública tienen que disolverse o transmitirse a terceros la participación de la administración. En el caso de Oviedo Filarmonía y de la banda municipal, parece que sólo cabe su disolución o cambiar su estructura.
El concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos, admitió ayer la existencia de "un problema jurídico" que achacó a "las nuevas leyes del PP y su injerencia grosera en la autonomía municipal" y afirmó que en los próximos días su único objetivo será el de "salvar la orquesta y salvar la banda de música".
Sánchez Ramos destacó que tanto la Orquesta Oviedo Filarmonía como la banda de música son piezas "claves" y "estructurales" para desarrollar tanto la actividad musical en la ópera, la zarzuela y otros programas, como otras labores "pedagógicas" relacionadas con la formación en el municipio.
El concejal de Cultura lamentó que el concejo sea víctima de "unas leyes que nos han impuesto y de una falta de autonomía municipal" e hizo un llamamiento a "todos los grupos municipales" para consensuar una postura y una solución frente a este problema.
"Si un Ayuntamiento se quiere dotar de una orquesta", razonó, "no entiendo qué problema puede haber". Además, preguntado por el motivo que ha llevado a descubrir ahora esta irregularidad, Sánchez Ramos mostró su "sorpresa": "Parece que en vez de en la Fundación de Cultura trabajo en la ONCE, porque cada día es un número, y no por decisiones políticas, sino por la adaptación de leyes en vigor hace años que nos toca a nosotros aplicarlas".
