"Llevabámos 20 años pidiéndolo y ahora que nos hacen caso, mira que problema tenemos". Los vecinos de Olivares eligen estos días el nombre de 15 calles del barrio (hoy finalizan las votaciones). Un tema con el que han tratado de atraer la atención del gobierno municipal durante años y que se ha convertido ahora en motivo de enfrentamiento. Por un lado, la directiva de la asociación vecinal. Por el otro, quienes critican cómo se ha gestionado la propuesta de que los nombres de jugadores del Real Oviedo figuren en las placas y prefieren mantener la toponimia histórica.

"A principios del año pasado empezaron a moverlo sin contar con el resto de la asociación", dice Laura Iglesias, que formaba parte de la ejecutiva, en referencia al proyecto con nombres de futbolistas. Frente al centro social de Olivares, argumenta que ni siquiera se informó a toda la directiva. A ella, sostiene, se lo ocultaron hasta agosto: "Me dijeron que la propuesta estaba ya en el Ayuntamiento y que se iba a empezar a votar". "Me negué y pedí que se hiciese una consulta con todo el barrio para que todos pudiesen ofrecer sus opiniones", añade. Y critica con dureza las acciones de sus antiguos compañeros al frente de la organización vecinal: "Lo único bueno que han hecho es unir al resto del pueblo".

"Fue esa presión popular la que forzó una asamblea extraordinaria para que todos pudieran aportar sus ideas", interviene Ángel Díaz y resume la postura en favor de mantener la toponimia histórica: "Mi zona se conoce desde siempre como La Quintana y quiero que la calle que pasa por allí se llame La Quintana". Un razonamiento que comparten quienes critican a la directiva. Su vecina Pilar Colado, insiste: "Nosotros no luchamos para que se cambie el nombre de las calles, lo que queremos es que se mantengan los que hay". Se esfuerza, además, en explicar que "no tenemos nada contra el Real Oviedo". Lo repite varias veces: "Eso que quede bien claro". Consideran, no obstante, que es más lógico hacer oficiales las referencias de toda la vida, "los nombres que dieron a las calles nuestros antepasados.

Uno de los impulsores de esa opción, respaldada por una recogida de firmas, José Antonio Colado, explica que el cambio de placas ni siquiera es lo más importante del proceso: "Hay que nombrar alguna calle pero lo importante es reordenar los números". Ese es uno de los motivos que provoca la confusión de los servicios a domicilio o las ambulancias. E incluso que el cartero tenga problemas a la hora de dejar el correo: "Cuando hay vacaciones, quienes hacen la sustitución se vuelven locos". Los vecinos comentan también que hay quien, para evitar problemas, ha llegado a pedir comida al centro social e ir caminado hasta allí recogerla. "Hay números repetidos y eso genera confusión. Tenemos, por ejemplo, 88, 88A y 88B", dice Laura Iglesias.

En las redes sociales y a través de un chat en el que participan varios habitantes de Olivares -en los últimos días "está que echa humo"-, apuntan, han llegado a acusarles de antioviedistas. Pero alegan, una vez más, que lo único que tienen en contra de la propuesta es la forma en que se gestionó, "de espaldas a la mayoría de los vecinos". En su opinión se debió consultar desde un principio, para que la propuesta que llegó al Ayuntamiento antes de que se organizasen las votaciones surgiese del consenso popular.

Argumentan, asimismo, que muchos de los nombres que quieren hacer oficiales, como La Frialdad, están incluso señalizados en carteles. Otros, explican, lo estaban hasta que se deterioraron o desaparecieron cuando se realizaron obras en la zona. Y que pidieron que solo el barrio votase el nuevo callejero para tener opciones reales de mantener la tradición. A las dificultades para explicar que lo que pretenden es mantener los nombres que siempre se han usado en Olivares se añade la de frenar la afición al fútbol. Oviedo, dicen, se decantaría por los jugadores de su equipo sin llegar a conocer los motivos históricos tras la defensa de que, por ejemplo, La Quintana siga siendo La Quintana.